domingo, 2 de septiembre de 2018

ESTUDIAR PARA… ¿TRABAJAR?


Si por estas fechas, un joven a punto de iniciarse en el bachillerato nos pidiera opinión sobre qué estudios universitarios elegir para tratar de acceder a un buen empleo, unos tratarían de convencerlo de que ya hace tiempo que Los mundos de Yupi dejaron de existir, pero otros, trataríamos de conocer si sus aptitudes están en consonancia con sus posibles aspiraciones:

¿Ciencias o Humanidades?

¿Empresario, empleado por cuenta ajena o autónomo?

¿Trabajo privado, público o voluntario en ONG?

Y en función de las respuestas a estas cuestiones, habría que aclararle algunas de las ventajas e inconvenientes de los estudios necesarios para que puedan acercarlo a sus pretensiones económicas o sociales, además de otra serie de cosas. 

Por ejemplo, recomendarle la lectura del artículo publicado por el periodista Esteban Hernández, el pasado 27-8, en el blog de El Confidencial, titulado:


En síntesis, el artículo comienza con un párrafo que parece toda una declaración de intenciones:

“Afirmar que se avecinan cambios en el mundo laboral se ha convertido en una obviedad. Los robots, la automatización y la pérdida de empleos sustituidos por las máquinas forman parte de un futuro que se percibe como inevitable. Pero a menudo, y es el caso del trabajo, fijarnos en el largo plazo impide darnos cuenta de los cambios que están produciéndose en el presente. 

La cadena CNB afirma que15 grandes compañías, entre las que se encuentran Google, Apple, IBM, Bank of America o EY, no están exigiendo título universitario a los optantes en los procesos de contratación. Hace cinco años, el entonces vicepresidente de Recursos Humanos de Google, Laszlo Bock, había avisado al respecto cuando aseguró que "el expediente académico no sirve para nada", ya que existía una gran desconexión entre lo que se enseñaba en la universidad y el trabajo que se realizaba en la compañía. “Después de dos o tres años”, asegura Bock, “tu habilidad para desempeñar tareas en Google no tiene ninguna relación con lo bueno que eras en la escuela, porque las habilidades que se piden en la universidad son muy diferentes”. 



Y después de una extensa y argumentada exposición, el artículo termina con el siguiente párrafo: 

“De modo que antes de empezar a señalar que las universidades no valen para nada, que las titulaciones son inútiles y que deben desaparecer, habría que pensar qué va a ser lo que las sustituya. Que el modelo actual presente deficiencias, a veces graves, no implica que lo nuevo vaya a ser mejor. Habrá, por tanto, que pensar cómo solucionar los problemas actuales en lugar de echarnos en brazos de unas exigencias innovadoras que a menudo aprovechan solo a una parte”

Así, que dado que el artículo resulta interesante porque enseguida reunió más de cuarenta comentarios, traigo hasta aquí uno de ellos con el cual me siento bastante identificado; 

“Me parece que la Universidad tiene dos funciones distintas: de un lado, preparar a sus alumnos para el mercado laboral y de otro, la investigación pura o aplicada. 

Respecto a la primera, que es el motivo del artículo, uno de los inconvenientes que veo es que, generalmente, el profesorado tiene escasa o nula experiencia en el mundo laboral. Sobre todo, porque provienen de la torre de marfil, y con este bagaje malamente pueden preparar al alumnado para un mundo que desconocen.

Como ejemplo extremo y un poco risible, recuerdo que hace unos años, en pleno boom del emprendimiento, se anunciaron unos cursos o másteres en cierta Universidad sobre esta materia. Ya me dirán ustedes qué curso sobre emprendimiento puede dar un funcionario cuya máxima aspiración en la vida ha sido "sacar su plaza" para poder vivir plácidamente en el Sistema.” (Las negritas son mías) 

Hasta la próxima

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Si no se acaba de una vez con el desequilibrio entre el ser humano y la naturaleza, nuestros descendientes no querrán ni recordar nuestros nombres.