lunes, 3 de marzo de 2025

ESTUDIAR HOY, ¿ES PERDER EL TIEMPO?

 Con la aparición de la Tecnocracia y la posterior implantación del Plan de Estabilización por los miembros del Opus Dei, en los 60 los falangistas desalojaron los despachos tras veinte años enganchados a la teta, y España se puso a crecer a un promedio del 7% anual.  Se imponía un cambio en muchas esferas, y entre las más importantes y urgentes en la Educación Académica, que era desastrosa, debido sobre todo a la desigualdad clasista. Pero el cambio era imprescindible en cualquier estructura del Estado. El Bachillerato elemental (4 cursos y una reválida) era necesario para saltar al Bachillerato Superior (5º, 6º y reválida) obligatorio para el acceso al curso Preuniversitario (el PREU) y así poder ingresar en la Facultad de una Universidad o Escuela Técnica Superior. Con 4º y reválida se podía acceder a una Escuela de Grado Medio (o Peritaje) igualmente ubicadas solo en las capitales de provincias o en algunos pueblos grandes. Pero para acceder a todo el proceso había que ser de familia acomodada, porque incluso los centros de estudio del Bachiller, llamados Institutos Nacionales o de Segunda Enseñanza, solo estaban situados en las ciudades importantes, donde los hijos de familias pudientes vivían internos en Colegios Universitarios.  Viajar cada día a la ciudad, en   transportes tan precarios no era para ellos. Quedaba la opción de matricularse por Libre, con derecho a asistir a clases, a los exámenes y titulaciones.

Bueno, pues el gremio estudiantil español no está de suerte. En aquellos tiempos, que aquí era tan necesario estudiar no había ni recursos ni demasiado interés político, poder estudiar una carrera era una especie de lotería, y ahora que el que no estudia es porque no quiere esforzarse, aunque exista la impresión de que en cada esquina hay un Instituto para hacer el Bachillerato ya no son necesarios porque se estudia en todos los colegios, públicos o privados, por Ley (la de Educación del Ministro de turno). Además de existir montones de universidades con una matrícula de ingreso. de precio casi simbólico las públicas, con más becarios que nunca, y las privadas a elegir según los gustos. Bien, pues ahora nos anticipa la oligarquía digital norteamericana que ya no se va a necesitar más personal con expediente académico.




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Si no se acaba de una vez con el desequilibrio entre el ser humano y la naturaleza, nuestros descendientes no querrán ni recordar nuestros nombres.