jueves, 13 de octubre de 2016

LA VERDAD ESTA AHÍ FUERA


(Por el interés que suscitó este post publicado en abril-2014, creo que este es un buen momento para traerlo de nuevo aquí. Saludos para todos).

Hay que salir y hablar: Zapatos y Saliva. Abandonemos nuestros confortables refugios y lugares de trabajo o meditación y salgamos a la calle a preguntarle a la gente su opinión sobre si las dudas que les asaltan respecto a la creación de una nueva empresa o negocio son infundadas o no.


Y, para empezar echemos una mirada a la encuesta internacional del GEM 2013 y los resultados del apartado “España” que dejan entrever lo que a muchos nos parece una presunción: que planificar el porvenir de una empresa o negocio sin tener ni idea de dónde se meten y sin una preparación específica, conduce en la mayoría de los casos al abandono de la misma, tal como se aprecia en el cuadro de abajo, extraído de la página 62 del GEM 2013 España, que si lo observamos nos puede aclarar una duda importante: 

GEM 2013. Distribución de los colectivos emprendedores en España, según cuenten o no con formación para emprender.


A la vista de los resultados, si el futuro emprendedor pretende tirarse a la piscina sin una preparación empresarial específica (No Formación en el cuadro) es muy libre de hacerlo, pero que se atenga a las consecuencias, ya que como se ve en la casilla Abandonos la diferencia de porcentajes en 2013 ha supuesto 20 puntos (de 39 a 59%) entre los que no tienen una formación específica para emprender respecto a los que sí se han formado empresarialmente

Evidentemente, el emprendedor potencial que no acude a la vía de la Preparación específica se ahorra un dinero importante, porque un curso para cualquiera, o un máster para licenciados, con el fin de formar al neófito empresarial en empresario viene a tener la duración de un curso lectivo (de ocho a nueve meses) y un precio acorde con su duración, lo que no suele estar al alcance de todos los bolsillos. A no ser que se acerquen a una ONG (Gratis Total) porque no dispongan de medios. 

Pero todo esto, partiendo de que la Metodología que sigue la enseñanza específica para tratar de que un emprendedor consiga obtener los conocimientos necesarios para iniciarse en una empresa si está basada en el llamado Business Plan (Plan de empresa o de negocios), que es de lo único que se habla a lo largo del curso. El cual culmina con un Proyecto Final consistente en la realización, impresión (o en pantalla) de un imaginario Plan de Empresa (porque el protagonista ni ha fabricado ni ha comprado ni ha vendido nada todavía). Pero en función del tipo de conocimientos adquiridos ese aprendiz que pretende montar una empresa por vocación o por necesidad se juega su dinero y su futuro. 

Este es el programa que siguen tanto en Universidades públicas y privadas, como en escuelas de negocios, cámaras de comercio, academias privadas o cualquier otro tipo de Institución, salvo contadas excepciones que ya van cambiando de vía para seguir el camino de la Modernidad. No obstante, a estas alturas del siglo XXI parece surrealista que el aprendizaje para ser Empresario deba basarse, exclusivamente, en la simulación de un hipotético Plan inventado siguiendo los postulados de unas plantillas comunes a cualquier tipo de empresa o negocio que hace unos veinte años diseñaron unos economistas que posiblemente pertenecieran a la misma generación a los que la crisis de 2008 cogió en pañales y se enteraron del desastre cuando ya lo tenían encima.

Hasta el punto de que si, por ejemplo, las Inversiones Iniciales para adaptar las estructuras de algunas de esas empresas que se intentan crear en ciertos casos son superiores a lo planeado (porque siempre se olvida algo o se cometen errores) qué sucederá con los cálculos realizados para llegar a cuadrar un Plan de Empresa cuyas cifras son ficticias? Plan de Empresa, al que además de los Planes específicos (Jurídico, Marketing, Operaciones, Recursos Humanos, etc.) se le exige el PLAN FINANCIERO (Tesorería del 1er año, Balance y Cuenta de Explotación Previsional (Prevista) para tres o cinco años, con inputs y cifras simuladas.

Para hacernos una idea de la imaginación que hay que echarle a la cosa, pensemos en qué habrán quedado los Planes de Negocio realizados en 2005 ó 2006, dos o tres años antes del comienzo de la recesión, con los cambios tan brutales que sufrimos. Parece evidente que en algo cambiarían los supuestos planteados respecto a sus realidades posteriores. 

O sea, que algo debería cambiar en el panorama del aprendizaje del emprendedor. Pero para que no se diga que yo solo intento darle la vuelta a tantas cosas establecidas y generalmente aceptadas, ahí dejo la opinión del veterano bloguero Javier Megías, que hablando del tema nos decía esto en Agosto del año pasado: 

¿EL FIN DE LOS PLANES DE NEGOCIO? 

“El mundo ha cambiado. Las empresas han cambiado. Todo sucede más rápido, los clientes son cada vez más exigentes y volubles, la tecnología ha conseguido que lo que antes sucedía en días ahora ocurra en segundos… y sin embargo seguimos planificando como hace 50 años. ¿Tiene sentido planificar qué va a suceder los próximos 5 años?

Desde hace muchos años la piedra de toque de cualquier nuevo producto o proyecto es el plan de negocio. Un documento sagrado que pretende capturar la conceptualización que tenemos del negocio, y prever cual será su desarrollo en el futuro… algo que ha ayudado a generaciones de profesionales, pero que ahora muestra signos de obsolescencia. Porque ¿alguien sabe cuánto va a facturar en 4 años? (si ni siquiera sabemos lo que sucederá en 4 semanas)

Parece una herejía decir que los planes de negocio son una herramienta obsoleta, del pasado… pero en gran medida así es. Y por duro que resulte leerlo, si conseguimos superar la indignación que nos produce la anterior afirmación y nos vamos a los hechos es todo más fácil.

“Los planes de negocio o business plan nacieron con el objetivo de capturar una realidad bastante estática en la que los clientes no cambiaban sustancialmente, y han servido durante décadas para recoger de forma sistematizada los objetivos, recursos y tareas para poner en marcha un nuevo negocio o producto.

Sin embargo, la realidad ha cambiado. Ya no es sensato (¿lo fue alguna vez?) explicar el futuro en función del presente, de lo que sabemos, ni dar carácter de sólido pilar a ideas no contrastadas sobre lo que sucederá en el futuro (a menos que tengas parentesco con algún vidente o estés iniciado en las artes de la nigromancia)….”

Hasta la semana que viene

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Si no se acaba de una vez con el desequilibrio entre el ser humano y la naturaleza, nuestros descendientes no querrán ni recordar nuestros nombres.