jueves, 19 de diciembre de 2019

LA COP25 DEBIÓ MIRARSE EN EL SECTOR CERÁMICO DE CASTELLÓN

“…Donde ha sido imposible cerrar cualquier acuerdo ha sido en el desarrollo del artículo 6 del Acuerdo de París, el referido a los mercados de dióxido de carbono. El desarrollo de estos mecanismos de intercambio de derechos de emisiones que permiten a países y empresas compensar los gases de efecto invernadero que expulsan ya se atascó hace un año en la Cumbre del Clima que se celebró en Katowice (Polonia) y se decidió que sería en esta COP25 donde se resolvería.

Pero las diferencias entre los países en esta negociación han sido tan grandes que, de nuevo, no se ha podido llegar a un pacto en Madrid. Y la presidencia de la COP25 ha admitido que los textos presentados no tenían el "suficiente consenso" para la aprobación, por lo que ha propuesto que se cierre en la próxima cumbre de Glasgow” (El País 15 DIC 2019 - 14:24 CET) 

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LA INDUSTRIA CERÁMICA CONOCE BIEN EL TEMA

El sector cerámico de la provincia ha conseguido renovar los derechos de emisión gratuitos al estar incluido en la lista de fuga de carbono preliminar 2021-2030 que emite la Comisión Europea, con lo que las empresas se ahorrarán durante ese periodo alrededor de 3.500 millones de euros, que sería el coste aproximado de tener que comprar los derechos de emisión.

Así lo dio a conocer ayer la patronal Ascer, que calificó dicha noticia de «resultado extremadamente positivo», que ha sido consecuencia de «años de esfuerzos». Sobre el Azulejo pendía el peligro de no renovar este derecho, que está en vigor para las empresas de Castellón, ya que además la lista de beneficiarios se ha reducido.” (El periódico Mediterráneo, de Castellón”. 25-5-2019)

Esta noticia es relativamente reciente, pero para lograr lo que se afirma en la misma el Sector ha debido superar durante más de 20 años múltiples barreras, y ha marcado hitos difíciles de igualar por otros sectores industriales. Lo cual demuestra que haciendo las cosas con sentido común, las empresas pueden lograr una buena mayoría de los objetivos previstos en su sector y, a su vez, evitarles riesgos innecesarios al conjunto de la sociedad.


Pero de todo lo escrito durante el período transcurrido, a mi lo que más me llamó la atención en su día, sobre todo por la claridad pedagógica para los no iniciados, fue el artículo publicado por Francisco Pons Alcoy, el 8-2-2004, en el LEVANTE EMV, y que a continuación voy a reproducir al completo. Solo el título ya daba pistas sobre la lucidez con la que el experto iba a tratar el tema:

LA APLICACIÓN DEL PROTOCOLO DE KIOTO A LA INDUSTRIA CERÁMICA DEBE HACERSE CON EQUIDAD Y RACIONALIDAD

El compromiso de la Unión Europea con el Protocolo de Kioto para la reducción de los gases de efecto invernadero es un acto digno de elogio y que merece todo nuestro apoyo, ya que supone un importante compromiso de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en la Unión Europea, durante el periodo 2008-2012, con respecto a los niveles existentes en 1990. Es por esto que hay que felicitarse por la valiente y consistente defensa que el Gobierno de la Generalitat Valenciana, a propuesta de la Consellería de Territorio y Vivienda, ha hecho del sector de la cerámica, uno de los principales afectados por la política de reducción drástica de emisiones.

A grandes rasgos, para reducir las emisiones se arbitra un sistema por el que, por un lado, se establecen unas cuotas de generación de emisiones y, en función de esas cuotas, se conceden permisos de emisión (esto es, derecho a emitir un determinado volumen de emisiones) a las empresas y, por otro, se crea un mercado de compra-venta de dichos derechos, de tal suerte que las empresas que excedan de su cuota (que emitan más emisiones de las asignadas) se verán obligadas a comprar permisos a las que tengan excedentes, pagando el correspondiente precio, incurriendo, de lo contrario, en serias penalizaciones. Este mecanismo, que trata de incentivar la introducción de técnicas medioambientalmente más eficientes, brinda a las empresas la posibilidad de optar entre invertir en técnicas menos contaminantes o pagar por el hecho de contaminar más.

La clave, pues, está en la cuota de generación de emisiones que se asignarán a cada sector, que, de no realizarse equitativa y racionalmente, puede llevar a serias injusticias y agravios comparativos, con peligrosos efectos económicos y medioambientales.

Un sector que puede verse especialmente afectado por una asignación de cuotas no planteada de forma equitativa y racional es el cerámico de Castellón, teniendo en cuenta que la industria cerámica ha realizado enormes esfuerzos para la mejora tecnológica en el ámbito de las emisiones de gases de efecto invernadero, con anterioridad al año 1990, que el cerámico es un sector marcadamente exportador y que de su evolución depende la suerte de todo un espacio que hasta hoy se ha mostrado como uno de los más dinámicos de España, tanto económica como tecnológicamente.

Muestra de la realidad de la mejora tecnológica de la industria cerámica de Castellón, es que ya antes de 1990  había conseguido una sensible reducción en la generación de dióxido de carbono por unidad de producto y que, entre los años 1985 y 2000, las emisiones específicas del sector por unidad de producto se redujeron en más del 50%. Es sabido que, aun aplicando la tecnología más avanzada (que está siendo aplicada), al actual nivel de conocimientos, resulta muy difícil conseguir mayores recortes en las emisiones del sector cerámico.

Si no se valora a la hora de determinar las cuotas, que el sector cerámico ya había hecho sus deberes antes de 1990 (considerado como año referente para determinar el objetivo de la política de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero), no sólo se cometerá una injusticia y un agravio comparativo injustificable, sino que se infringirá un serio castigo económico al sector y a la Provincia que más se han esforzado tecnológicamente, con las consiguientes pérdidas de producción y empleo que ello podría suponer. Pero es que, además, dado el carácter marcadamente exportador del sector cerámico, una asignación no racional o equitativa podría dar lugar a que el mercado decidiera desplazar la producción a países que no han asumido el Protocolo de Kioto y que son mucho menos exigentes en materia medioambiental. De esta forma no sólo el problema medioambiental generado a nivel global por la industria cerámica no se reduciría, sino que se agravaría.

Sin perjuicio de que la sociedad valenciana y la española deben apostar seriamente por el desarrollo sostenible como único proceso que garantiza un futuro cierto y el bienestar de nuestros hijos y nietos, compartimos la preocupación del Gobierno valenciano con respecto a la forma en cómo se gestionen las políticas medioambientales, que no sólo deben ser eficaces medioambientalmente, sino eficientes económica y socialmente justas. Cometeríamos un serio error desde el punto de vista económico, medioambiental, social y moral, si los responsables de la asignación de las cuotas de emisiones no tuvieran en cuenta las mejoras ya realizadas por cada sector, el potencial tecnológico de mejora en la ecoeficiencia que cada uno posee y los mercados a los que van destinados sus productos.

(Por eso digo que, si para ponerse de acuerdo en la Cumbre Chilena de Madrid, al final solo se trataba de conocer los vericuetos sobre la compraventa de derechos de emisión, deberían haber llamado al Sector Cerámico de Castellón y, por lo menos, se les habría podido insinuar cómo se logra un equilibrio estable en este asunto. Ya que, aparte del farragoso asunto del precio de las emisiones, se trataba de poseer los conocimientos y experiencia necesarios sobre el tema, y aquí, parece que haberlos, haylos). 



Hasta la próxima

lunes, 9 de diciembre de 2019

SECOT Castellón celebra su X Aniversario

Tengo el gusto de publicar la reproducción de la revista digital mensual de la ONG de voluntarios seniors SECOT, que edita nuestra sede central de España, en Madrid, en la que destaca la celebración el pasado 19 de noviembre, en el Edificio El Menador de Castellón, para conmemorar el 10º Aniversario de la implantación de la Organización en nuestra ciudad.



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Si no se acaba de una vez con el desequilibrio entre el ser humano y la naturaleza, nuestros descendientes no querrán ni recordar nuestros nombres.