lunes, 10 de diciembre de 2018

EL FALSO MITO DE QUE LOS EMPRENDEDORES DE INTERNET SON LA SOLUCIÓN AL PARO

La gente que por oficio, afición o devoción altruista nos dedicamos a poner nuestros conocimientos y experiencia empresarial al servicio de quien nos lo solicita, quizás seamos los que estamos más capacitados para decirles tanto a los políticos como a los entes que utilizan el Emprendimiento como puro marketing, cuáles son los auténticos motivos que impiden la creación de empresas, y en consecuencia de empleo. Así que al cabo de seis años publicando en este Blog sobre el tema y convencido del escaso interés que paulatinamente va suscitando en nuestro país, he decidido no escribir más sobre el dichoso asunto. Pero lo haré después de afirmar que estoy en total acuerdo con el título que encabeza este post. 

Y me explico. No es que, como San Pablo, yo haya sufrido una repentina “caída del caballo”. No. Porque ya en 2015, decía en uno de mis posts lo siguiente: 

Una sola persona conectada a la Red y con conocimientos informáticos básicos, puede crear y gestionar una web, una app, un blog o potentes acciones de Marketing Digital. Así, sin ninguna infraestructura empresarial, sin empleados, y sin pagar impuestos, se puede convertir en un importante competidor comercial con muchas ventajas competitivas.”

Por aquellas mismas fechas. Luis Martín Cabiedes uno de los inversores en Internet más importantes de España, que participó en el lanzamiento de Olé, Privalia, BlaBlaCar o Trovit, entre otras muchas empresas, publicó su libro ¿Tienes una startup?. donde habla de los negocios digitales y explica a los nuevos emprendedores cómo conseguir financiación, pero desmonta ese falso mito que dice que en los negocios de internet está la solución al paro en España.


No obstante, que las empresas de internet no vayan a ser la panacea para acabar con el desempleo no significa que no sean deseables para la economía. Todo lo contrario; ojalá tuviésemos un Twitter o un Google en España. Pero el principal argumento de dicho ensayo era:

[...] “El emprendimiento tecnológico no es la solución al desempleo. De ninguna de las maneras. No lo es porque crea un tipo de empresas que son extraordinariamente eficientes. Si consiguiéramos traer a España de un plumazo inverosímil a Facebook, Twitter, Google (con Motorola detrás) y WhatsApp, nos llegarían de golpe poco más de 70.000 empleos directos. Algo menos de los que tiene por ejemplo Mercadona (74.000) y bastantes menos de los que tiene El Corte Inglés (93.000). Las empresas tecnológicas de internet crean una enorme cantidad de riqueza y, por tanto, son muy deseables para la sociedad. Generan un enorme valor para sus usuarios y también para sus fundadores e inversores, pero no son creadoras de empleo.”

“Por tanto, creo que hay una cierta irresponsabilidad por parte de todos aquellos, sobre todo políticos, pero también medios de comunicación y demás agentes sociales, que, por manipulación o ignorancia, por interés o inercia, interponen la cortina de humo, esta especie de juego de espejos e ilusiones que es el emprendimiento, para tapar un drama tan brutal como el paro. Como a los políticos no se les ocurre manera de solucionarlo, deciden que van a decir que lo hagan los emprendedores".

Luis Martín Cabiedes, en su libro, también habla del tratamiento fiscal que reciben los emprendedores a pesar del supuesto respaldo que todo político español dice prestarles. Las cifras son terribles y explican muy bien qué es lo que los contribuyentes estamos subvencionando fiscalmente. Una vez más, no tiene mucho que ver con ayudar a los que trabajan.

“Hace poco, mientras formalizaba una desinversión muy rentable en una notaría, me dio vergüenza comprobar que el emprendedor tenía que pagar un 57 por ciento de impuestos, el business angel un 27 por ciento y yo, en esa ocasión como capital-riesgo, un cero por ciento. Obviamente, la legislación española, aunque parece lo contrario, es antiemprendedores”.

Así que por todo lo dicho más arriba y con independencia de que continuaré colaborando en el asesoramiento altruista a los chicos que tengan condiciones para intentar convertir ideas de negocios viables en empresas, lo que sí cambiaré desde ya mismo es mi discurso en este Blog. 

Hasta pronto

miércoles, 5 de diciembre de 2018

SOLO UNO DE CADA DIEZ ASALARIADOS QUERRÍA SER AUTÓNOMO

“En un momento como el actual en el que la palabra emprendedor o emprendimiento están constantemente en boca de muchos, surge inmediatamente la duda de si la persona que es o se convierte en autónomo es realmente porque quiere desarrollar un negocio o porque se ve forzado a ello ante la falta de un empleo asalariado adecuado.”

Así comienza un artículo aparecido en “CincoDías” el 2 del pasado mes de Novbre. Y aunque por experiencia sé, que por mucho que se reptitan las cosas en determinados ámbitos, a lo más que puedes llegar es a que el lector piense “ya está este tío aquí otra vez dando la murga”, no me resisto a reproducir el resto del artículo por si le puede interesar a alguien . 

“El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha detectado que el 70% de los autónomos está satisfecho con su forma de empleo. Sin embargo, no son tantos quienes, teniendo un trabajo por cuenta ajena les gustaría tener uno por cuenta propia: apenas uno de cada diez asalariados querría, en realidad, ser su propio jefe y trabajar como autónomo.

Así se recoge en un módulo especial de la Encuesta de Población Activa (EPA) con datos de 2017, donde indican que de 15,6 millones de asalariados contabilizados de media, solo el 10% (1.554.700 trabajadores) querría trabajar por cuenta propia.

Por el contrario, son el doble los autónomos a los que les gustaría ser asalariados. En concreto, el 21% de los tres millones de autónomos estaban disconformes con su condición de trabajadores por cuenta propia.

De hecho, un buen número de autónomos lo son por razones que podrían considerarse impuestas, en mayor o menor grado, o sobrevenidas, más que puramente voluntarias. Así, el principal motivo de hacerse autónomo fue en el 23% de los casos para continuar con el negocio familiar. El 13,5% del colectivo lo es “porque es la práctica habitual en la actividad que realiza”; mientras que en el 12,4% el motivo fue no encontrar un trabajo por cuenta ajena.

Pero, dentro de quienes son autónomos por razones impuestas, llama la atención un pequeño pero ilustrativo porcentaje: el 1,4% (43.400 autónomos) que se convirtieron en autónomos “porque su anterior empleador le pidió que trabajara por cuenta propia”. Por tanto, se trataría aparentemente de casos en los que un empresario convierte en falsos autónomos a sus empleados

Dicho esto, esta encuesta del INE analiza los motivos por los que ese 10% de asalariados que querrían ser autónomos, no lo son. En el 74% de los casos argumentan dos razones de carácter económico a partes iguales: un 37% por la inseguridad financiera que viven los autónomos y otro 37% por las dificultades para obtener la financiación necesaria para su negocio. 

Solo el 5,6% no se hace autónomo por el estrés que eso supondría; y, ahora que la cotización y la protección social de los autónomos están en el centro de la actualidad, esta encuesta muestra que no llegan al 2% los que renuncian a trabajar por cuenta propia porque el colectivo tenga una menor cobertura de prestaciones y pensiones de la Seguridad Social.


ÚLTIMOS DATOS SOBRE LOS 'TRADES' (TRABAJADORES AUTÓNOMOS ECONÓMICAMENTE DEPENDIENTES) 

El Ministerio de Trabajo y Seguridad Social acaba de hacer públicos los últimos datos oficiales sobre el colectivo de autónomos, desvelando un dato poco conocido. El número de trabajadores autónomos dependientes (trades) no llega ni a 10.000, cuando según distintos cálculos podrían oscilar entre 200.000 y 300.000 en España. Estos autónomos son aquellos que reciben al menos el 75% de sus ingresos de un solo pagador, y por tanto tienen reconocidas mejores condiciones laborales (indemnización por finalización de contrato o vacaciones pagadas, entre otras cosas). Si bien, ese empleador principal debe ser el que, voluntariamente, otorgue al trade su condición y, a la vista de las cifras de Trabajo, esta figura ha fracasado.” 


Hasta la próxima

domingo, 11 de noviembre de 2018

Cosas que enseñarle a tu hijo para que se enfrente a un futuro lleno de tecnología

Basado en un artículo publicado por Guillermo Vega en RETINA (El País) el 6-11-2018, con el que estoy completamente de acuerdo.

Dicen (y seguramente será verdad) que el futuro estará lleno de robots que nos quitarán el empleo. Pero los expertos creen que hay formas de educar a tu hijo para que desarrolle una carrera (y una vida) satisfactoria. Y no tiene que ver con inscribirlo en cursos de robótica.

Los padres, ya se sabe, se preocupan por todo en lo que respecta a sus hijos. En los últimos años, los medios nos hemos encargado de que los robots sean un motivo más. Hay expertos que creen que la mitad de los empleos pueden ser automatizados. Ya que nos estamos gastando una pasta en su educación, ¿cómo podemos asegurarnos de que van a poder desarrollar una carrera profesional satisfactoria y, lo que es más importante, disfrutar de una vida mejor? 

Habrás oído mil veces la necesidad de fomentar la creatividad en tus hijos. Y es que la inteligencia artificial es capaz de solucionar problemas de una forma metódica. No es tan buena, sin embargo, a la hora de conectar dos ideas complicadas. La nuestra es más intuitiva y mejor en tareas de persuasión. Así, el entorno y la curiosidad pueden estimular, y mucho, la creatividad, una característica que puede convertir a un empleado en imprescindible. 

“Creo que lo que hizo que Albert Einstein, Benjamin Franklin, Steve Jobs y, por supuesto, Leonardo Da Vinci fueran creativos fue que eran capaces de sentir curiosidad por todo tipo de cosas: amaban tanto el arte como la ciencia, tanto las humanidades como la ingeniería y la tecnología. “Por eso me encanta la gente creativa que se puede situar en la intersección entre diferentes tipos de materias”, aseguró recientemente a EL PAÍS RETINA Walter Isaacson, presidente en los últimos 14 años de The Aspen Institute. “En esta situación un tanto inestable y poco previsible, sentir curiosidad y no miedo por el entorno se convierte en una ventaja competitiva”, explica la psicóloga laboral Elisa Sánchez. Los niños tienden a aprender más de lo que hacen sus padres, no de lo que dicen. Por eso, resulta importante que sean testigos de unos padres que muestren una capacidad de aprender y admitir los propios errores. 


Si un ser humano puede ser más creativo que una máquina, imagínate dos... o 100. Trabajar en equipo va a ser una necesidad más que probable en su futuro laboral. Y la mejor forma de desarrollar esta práctica es mediante juegos familiares y alentando a los niños a llevar a cabo actividades grupales de todo tipo. 

No les va a quedar más remedio. La ignorancia es un hecho entre los seres humanos, incluso dentro de los ámbitos en los que somos expertos y lo que no usamos en nuestro día a día lo olvidamos. El proceso de transformación digital y de creciente complejidad de la sociedad no hace sino agravar esta situación, según sostienen Steven Sloman y Philip Fernbach en su reciente libro The Knowledge Illusion: Why We Never Think Alone

La solución, por tanto, es dividir con otros humanos las labores cognitivas, las que tienen que ver con el conocimiento. Es imposible manejar todas las tareas de un proceso complejo como puede ser una operación, los trabajos en un laboratorio, estudios de arquitectura, empresas de telecomunicaciones o en la más básica de las startups

· Enseñarles a gestionar sus fracasos y frustraciones 

Autores como Eckhart Tolle nos cuentan en su obra que lo que somos no viene dado por lo que tengamos o los éxitos que seamos capaces de alcanzar. Sin embargo, muchas veces se pasa por alto que buena parte de la gente exitosa que nos encontramos comparten un rasgo común: comprenden que un fracaso no les disminuye como personas y no les resta potencial a la hora de alcanzar nuevas metas. 

Algunos de los consejos que proponen los especialistas para lograrlo pasan por que el niño haga aquello que puede hacer, aunque lo haga despacio y mal, no compensar el error asumiendo tú la tarea, no dejar que se enfrente a aquello para lo que aún no está listo, no minimizar o anular el llanto, ser empático de verdad (escucha sus razones y trata de que hable sobre todo de emociones, de cómo se siente), o darle la ayuda justa y solo cuando la pida. 


· Enseñarles a que adoren leer 

Harvey Deutschendorf apunta a una virtud que ha de tener un futuro trabajador resistente a los robots: leer. Barry Zuckerman, profesor en la Boston University School of Medicine, asegura que los niños que están rodeados de libros desde una edad temprana se desenvuelven mejor en un mayor número de categorías: "Tienen un vocabulario mayor, prestan más atención, se concentran mejor y están mejor preparados para su acceso a la enseñanza". 

La habilidad de aprender cosas nuevas, fijarse nuevas metas (y lograrlas) da además a los niños una dosis de confianza que les va a venir bien si acceden a posiciones de liderazgo en sus vidas adultas, asegura Deutschendorf. 

Y aunque leyendo no lograsen nada de lo anterior (que no es el caso), por el camino disfrutarían lo que no está escrito... (chiste fácil como regalo a quienes hayan leído hasta aquí).

Hasta la próxima

martes, 16 de octubre de 2018

SI NO TIENEN TRABAJO QUE COMAN EMPRENDIMIENTO

Así titulaba el pasado día 4 de este mes la periodista Ángeles Caballero en El Confidencial este inteligente artículo. Y lo traigo aquí para que mis sufridos lectores lo interpreten como tengan por conveniente.

“No podemos vivir en un país en el que en las pancartas de cada 1 de mayo se dibuja al empresario vestido con chaqué y chistera, con colmillos de vampiro y Rolex”.

(Pero) Durante la crisis, se potenció con eslóganes diversos el hacerse 'emprendedor'.

Le di la razón al entrevistado. Porque me pareció injusta esta ‘tiogilización’ del asunto: pensar que el empresario es un señor, señora o señore que se levanta cada mañana pensando en hacer un ERE. No creía yo que para reivindicar a la clase empresarial íbamos a padecer la epidemia emprendedora. Qué plaga bíblica, gensanta. (que a tantos nos contagió).


En España hemos convivido con una imagen del empresario que se parece mucho a lo que sigue. Un hombre de más de 50 años, que le toca el culo a la secretaria, pisa alfombras en las que se te hunde el tacón al pisarlas y tiene un despacho en una planta alta de una torre aún más alta. Es ese hombre que dispone de dos horas y media para comer, que paga con la tarjeta de la empresa sin despeinarse y al que no le duelen prendas al bajar los sueldos, explotar a sus súbditos y maltratar a las embarazadas porque nunca ha salido de la caverna cerebral en la que vive. Sí, me encantan los lugares comunes porque siempre hay algo de verdad en ellos. A cambio, los hemos sustituido por los lugares comunes del emprendedor, como si este no fuera empresario.

Ayer empezó en Madrid un encuentro internacional que reúne a cientos de ‘entrepreneurs’, de los serios y de los cantamañanas, de los que madrugan y arriesgan y crean empleo, pero también muchos de los que recibieron dinero paterno para montar algo tras realizar sus estudios en la universidad de la vida acomodada, que suele caer por algún punto de Estados Unidos. Por eso hablan tan bien inglés, aunque no hayan pisado la Ivy League. A ambos, empresario y emprendedor, los he padecido.

El emprendedor reniega del empresario porque lo que tiene no es un negocio, sino una 'startup'. No hace llamadas, sino que tiene una 'call', no recibe informes sino un 'brief', no hace labores comerciales sino que 'pitchea'. Tampoco pide créditos a un banco, sino que acude a rondas de financiación. Y como la gomina del empresario está pasada de moda, considera que peinarse y llevar traje y corbata está sobrevalorado. Sí, estamos a favor de la comodidad, pero he visto emprendedores vestidos como si acabaran de soltar la tabla de surf para mandar un correo electrónico, y entre el 'casual' y el mamarrachismo hay una línea demasiado delgada.

El emprendedor no tiene despacho propio pero desarrolla sus brillantísimas e innovadoras ideas en un espacio de 'coworking', una aceleradora o una incubadora. No tiene una panadería, una franquicia o una fábrica, siempre tiene una 'app' o algo relacionado con la tecnología, la robótica y la digitalización, mucha digitalización. Ha horneado en su cabecita algo que hará cambiar el mundo en el que vivimos. Aspira a ser hijo predilecto de Silicon Valley, que es el sueño americano 'neocon' por excelencia. Contempla la palabra fracaso porque en Estados Unidos le contaron que eso viste mucho y se incluye en el currículo.

Pero no nos pasemos de halagos, que debilitan. Que sí, que ha arriesgado dinero suyo o ajeno para montar algo propio, ha preferido pegársela antes de conformarse con un sueldo fijo al mes. Y muchos no estamos dispuestos a asumir ese reto, pero no nos pasemos de halagos, que debilitan. El riesgo es un concepto relativo dependiendo del tipo de colchón en el que caes cuando las cosas no salen como esperabas. ¿Arriesga más el que monta un bar con sus ahorros o Rosauro Varo comprando licencias de VTC?

Por eso me resisto a esa idea machacona que nos lanzan del emprendimiento como salida al desempleo. Que lleva años calando como lluvia fina, como publicidad subliminal. Porque donde otrora hubo alcaldes inaugurando grandilocuentes palacios de congresos, ahora están encantados de inaugurar granjas para incubar emprendedores. Como si no hacerlo te convirtiera en un flojo. Como si te gustara tener un trabajo precario, una paguita, y no te enteraras de que el triunfo está ahí, a la vuelta de la esquina, en forma de sociedad limitada. Si no tienen pan, que coman pasteles, dijo María Antonieta. Si no tienen trabajo, que coman emprendimiento.

Hasta la próxima

martes, 2 de octubre de 2018

La sobrecualificación laboral en España

Más de la mitad de los titulados superiores españoles tienen que aceptar puestos que no exigen titulación universitaria. La alternativa debería ser la Formación Profesional, pero el sistema sigue enrocado académicamente en preparar a los alumnos para la universidad.

Los economistas César Molinas y Pilar García Perea, en su libro, de 2016, “Poner fin al desempleo. ¿Queremos? ¿Podemos?”, consideran que "la obsesión por la igualdad" ha sido uno de los males endémicos del sistema educativo español, el cual se ha convertido en una auténtica máquina de generar parados, y que en términos generales ha dado lugar a una enseñanza mala o mediocre.

La reforma en profundidad de la educación y del mercado de trabajo son las condiciones necesarias para acabar con la "aberrante" tasa de desempleo juvenil y la precariedad laboral en España, que no obedece estrictamente a causas económicas, sino sobre todo estructurales, según defienden ambos economistas.
En septiembre de 2016 había en España unos 12 millones de titulados superiores y solo 6 millones de puestos para esas cualificaciones. Dos años después los titulados ya pasan de esa docena de millones, pero el número de empleos que requieren titulación está estancado.
El 14 de agosto de 2017, Javier Jorrín, decía en El Confidencial algunas cosas con las que en su mayor parte no puedo estar más de acuerdo: 

“La generación más preparada de España es también la 'generación perdida'. Nadie se ha escapado de escuchar estos dos tópicos durante los 10 años que van de crisis, pero en pocas ocasiones han estado apoyados con datos. ¿Cuál es la verdadera situación de España? ¿Está peor que otros países en 'talento desperdiciado'? Eurostat ha realizado un estudio sobre la evolución de la sobrecualificación por sectores y los resultados son contundentes: España ocupa los peores puestos en casi todos los listados, habitualmente el peor.

Los trabajadores españoles tienen un nivel formativo elevado en comparación con la media europea, pero lo más preocupante es que no encuentran un empleo adecuado a su cualificación y terminan ocupando puestos para los que no hubiesen necesitado esa titulación. Es el problema de la sobrecualificación: después de una fuerte inversión en formación (tanto privada como pública), los alumnos no encuentran una salida al mercado laboral que esté a la altura de su preparación.”
Transformar el sistema educativo 

Para que todas las reformas del mercado laboral sean plenamente eficaces, Molinas y García Perea, hablan de la importancia de una transformación del sistema educativo que aumente la empleabilidad de las personas de cara a un futuro en el que tendrán que cambiar de trabajo con frecuencia y en el que habrán desaparecido todos los trabajos que no tengan algún componente de creatividad.

En este sentido, defienden un sistema de excelencia que saque a estudiantes de las universidades, "la mayoría mediocres y malas", para traspasarlos a la formación profesional.

A su juicio, hay "demasiados estudiantes universitarios, muchos de los cuales tienen problemas de comprensión lectora y de cálculo elemental, que nunca encontrarán ocupaciones relacionadas con su formación".

Este es uno de los polos del "disfuncional" sistema educativo español, que en el lado opuesto tiene el fracaso escolar y la infracualificación de unos jóvenes "a los que no se les ha enseñado a hacer nada" y carecen de capacidades profesionales específicas.


La formación profesional 

Ante este panorama, proponen cambiar los métodos de enseñanza "desde preescolar", para fomentar la educación en la creatividad y una formación profesional adaptada a las necesidades de las empresas y que deje de ser "una alternativa al fracaso escolar". 

"La formación profesional no ha sido una opción válida ni para los alumnos ni para las familias", lamentan los autores, que critican un sistema enfocado a preparar a los alumnos académicamente solo para ingresar en la universidad. 

Hasta la próxima

domingo, 2 de septiembre de 2018

ESTUDIAR PARA… ¿TRABAJAR?


Si por estas fechas, un joven a punto de iniciarse en el bachillerato nos pidiera opinión sobre qué estudios universitarios elegir para tratar de acceder a un buen empleo, unos tratarían de convencerlo de que ya hace tiempo que Los mundos de Yupi dejaron de existir, pero otros, trataríamos de conocer si sus aptitudes están en consonancia con sus posibles aspiraciones:

¿Ciencias o Humanidades?

¿Empresario, empleado por cuenta ajena o autónomo?

¿Trabajo privado, público o voluntario en ONG?

Y en función de las respuestas a estas cuestiones, habría que aclararle algunas de las ventajas e inconvenientes de los estudios necesarios para que puedan acercarlo a sus pretensiones económicas o sociales, además de otra serie de cosas. 

Por ejemplo, recomendarle la lectura del artículo publicado por el periodista Esteban Hernández, el pasado 27-8, en el blog de El Confidencial, titulado:


En síntesis, el artículo comienza con un párrafo que parece toda una declaración de intenciones:

“Afirmar que se avecinan cambios en el mundo laboral se ha convertido en una obviedad. Los robots, la automatización y la pérdida de empleos sustituidos por las máquinas forman parte de un futuro que se percibe como inevitable. Pero a menudo, y es el caso del trabajo, fijarnos en el largo plazo impide darnos cuenta de los cambios que están produciéndose en el presente. 

La cadena CNB afirma que15 grandes compañías, entre las que se encuentran Google, Apple, IBM, Bank of America o EY, no están exigiendo título universitario a los optantes en los procesos de contratación. Hace cinco años, el entonces vicepresidente de Recursos Humanos de Google, Laszlo Bock, había avisado al respecto cuando aseguró que "el expediente académico no sirve para nada", ya que existía una gran desconexión entre lo que se enseñaba en la universidad y el trabajo que se realizaba en la compañía. “Después de dos o tres años”, asegura Bock, “tu habilidad para desempeñar tareas en Google no tiene ninguna relación con lo bueno que eras en la escuela, porque las habilidades que se piden en la universidad son muy diferentes”. 



Y después de una extensa y argumentada exposición, el artículo termina con el siguiente párrafo: 

“De modo que antes de empezar a señalar que las universidades no valen para nada, que las titulaciones son inútiles y que deben desaparecer, habría que pensar qué va a ser lo que las sustituya. Que el modelo actual presente deficiencias, a veces graves, no implica que lo nuevo vaya a ser mejor. Habrá, por tanto, que pensar cómo solucionar los problemas actuales en lugar de echarnos en brazos de unas exigencias innovadoras que a menudo aprovechan solo a una parte”

Así, que dado que el artículo resulta interesante porque enseguida reunió más de cuarenta comentarios, traigo hasta aquí uno de ellos con el cual me siento bastante identificado; 

“Me parece que la Universidad tiene dos funciones distintas: de un lado, preparar a sus alumnos para el mercado laboral y de otro, la investigación pura o aplicada. 

Respecto a la primera, que es el motivo del artículo, uno de los inconvenientes que veo es que, generalmente, el profesorado tiene escasa o nula experiencia en el mundo laboral. Sobre todo, porque provienen de la torre de marfil, y con este bagaje malamente pueden preparar al alumnado para un mundo que desconocen.

Como ejemplo extremo y un poco risible, recuerdo que hace unos años, en pleno boom del emprendimiento, se anunciaron unos cursos o másteres en cierta Universidad sobre esta materia. Ya me dirán ustedes qué curso sobre emprendimiento puede dar un funcionario cuya máxima aspiración en la vida ha sido "sacar su plaza" para poder vivir plácidamente en el Sistema.” (Las negritas son mías) 

Hasta la próxima

lunes, 20 de agosto de 2018

NUEVO MARKETING FACE TO FACE

(Este es un CLARO ejemplo de que no toda la juventud piensa solo en divertirse a toda costa, y que se está produciendo un cambio de generación que es capaz de sacrificarse y exponerse aplicando un nuevo Marketing Directo, personal, altruista y desinteresado. Ojalá se extienda) 

Los mediadores nocturnos reducen el incivismo en las zonas de ocio

Un servicio de mediación pionero disminuye un 80% los conflictos en Platja d'Aro derivados de los ruidos y el consumo de alcohol en la calle. Los pacificadores, también en Castelldefels y otros municipios, intentan concienciar a los jóvenes para que no molesten al vecindario

Imma Fernández
Barcelona - Viernes, 17/08/2018 | Actualizado el 18/08/2018 a las 09:30 CEST

Varios mediadores, con mochilas negras, hablan con jóvenes de botellón en Castelldefels. / PAU MARTÍ MORENO

“Una sonrisa, diálogo y buen rollo” son las armas más efectivas, de entrada, para abordar y minimizar el incivismo que tensa la difícil convivencia entre diversión y descanso. Así actúan los mediadores nocturnos, profesionales formados para negociar y empatizar con una juventud proclive al desmelene. Lo cuenta Xavier Pastor, profesor de Derecho y Ciencia Política y del máster de Gestión y Solución de Conflictos de la UOC y de posgrado de la UdG, que hace un par de años puso en marcha con el apoyo municipal una experiencia pionera que ya ha dado excelentes resultados: el Servicio de Mediación Nocturna en zonas de ocio de Platja d’Aro ha logrado reducir un 80% los conflictos asociados a conductas incíviles, ruidos o consumo de alcohol en la calle que generan molestias al vecindario. En el primer año de la prueba piloto, las denuncias a la policía se redujeron un 50%, y en el 2017, otro 30%. La iniciativa, diseñada para los meses de verano, se ha expandido a Castelldefels, Badalona, Calella (Maresme) y L’Hospitalet de Llobregat, y cada vez hay más municipios interesados en llevarla a sus calles. 

La estrategia de estos pacificadores es que sean “las propias personas que cometen los actos molestos las que recapaciten poniéndose en el lugar del otro”, explica Pastor. “Deben ser ellos mismos los que transformen su conducta y resuelvan el problema”. Eso sí, la mediación no es eficaz en los conflictos de alta intensidad, en cuyo caso acuden a la policía, con quienes trabajan ”codo con codo”. “Cuando detectamos agresividad, nuestra labor se acaba”, apunta el experto. En territorios calientes, “que son la selva”, el diálogo es más complicado. “Nuestra actuación da mejores resultados en municipios que han hecho una apuesta por un turismo más familiar, en los que también hay cabida para la diversión juvenil”, sostiene. 

No prohibir 

Para establecer un mejor contacto con los alborotadores, estos profesionales no van uniformados aunque llevan credencial y se identifican. “Les decimos que somos mediadores del ayuntamiento para conseguir una buena convivencia entre los usuarios del ocio nocturno y los vecinos”, explica el coordinador Chema Montorio. “Tenemos que ganar su confianza en pocos segundos y para ello lo mejor es una buena sonrisa y una actitud positiva. No reñimos ni juzgamos sus conductas, no podemos obligarles”, tercia Pastor. Una de sus mayores bazas es no prohibir. Hay que intentar evitar la palabra “no” porque dificulta la aceptación del acto incívico. Se trata de establecer vínculos con los chavales, escucharles, preguntarles y llevarles a la reflexión

“No hay que darles la chapa, sino crear lazos para que calen los mensajes”, conviene Montorio. Entre esos mensajes, informa el mediador, figuran avisarles de que el derecho a dormir debe prevalecer sobre el de la juerga, concienciarles del acoso sexual o de que deben cuidarse entre ellos y no dejar solo a ningún compañero perjudicado porque le puede pasar algo. “Ahora hay un individualismo muy bestia. Vemos chicos tirados por el suelo mientras sus amigos siguen en la discoteca y nos dicen que no salen porque tendrían que volver a pagar. Antes los amigos eran una piña pero ahora hay mucho egoísmo”, lamenta.

Cuando se topan con chavales bebidos, su estrategia es detectar a la persona más serena, que si hay chicas suelen ser ellas, y proponerle que lidere la retirada. 

La actuación de estos negociadores pasa por hablar con los responsables de los locales de ocio para que se impliquen en el proyecto, e intervenir cuando estos y los vecinos están a la greña. “Muchas veces ni siquiera han hablado entre ellos, solo han puesto denuncias, cuando lo primero es el diálogo”, cuenta Pastor. 

Diálogo sin sanciones 

Mauricio Jiménez, regidor del Ayuntamiento de Castell-Platja d’Aro, refrenda que el servicio de mediación, con 10 profesionales, ha funcionado “muy bien” en las zonas de ocio de la localidad costera, rebajando la crispación. “Se ha demostrado que el incivismo puede solucionarse por la vía del diálogo, sin sanciones”, esgrime. Y se ha conseguido una convivencia más “afable” entre dos realidades paralelas: la de los que desean disfrutar de la fiesta nocturna y la de los que quieren dormir para aprovechar el día, en una localidad que en verano multiplica por diez su población: de 11.000 habitantes a unos 110.000. “Este año el consumo de alcohol en la vía pública ha descendido un 80%”, detalla Jiménez, que ensalza la colaboración de las empresas de ocio y restauración tras el contacto con los mediadores, elemento importante para la prevención. 

El regidor informa de que asimismo se han rediseñado algunos procedimientos de la policía. “Ahora las sanciones por vía administrativa a los menores se comunican a los padres, y cuando se trata de extranjeros se trasladan al ayuntamiento de origen”. Además, subraya, la reducción drástica de los conflictos de baja intensidad libera a los agentes para cuestiones más calientes.

Hasta la próxima

miércoles, 15 de agosto de 2018

LO ÚLTIMO NO SIEMPRE ES LO MEJOR

(Traigo aquí un artículo publicado en El País, el día 9 de este mismo mes de agosto, que por si pudiera suscitar algún tipo de interés no puedo dejar de añadir mi granito de arena para intentar aumentar su difusión tratando de frenar la creciente tendencia a pensar que “lo último siempre es lo mejor”, ya que el escrito evidencia que aún queda una “resistencia” con la lucidez necesaria para enfrentarse a semejante disparate). Se titula: 

‘Los renegados de Silicon Valley que ahora quieren frenar a las tecnológicas’

“Exempleados de Google y Facebook crean una organización para forzar cambios que frenen los excesos de las grandes compañías del sector y eviten los comportamientos adictivos de los usuarios”

Fueron empleados de Google, Facebook o Twitter y ocuparon cargos relevantes. Alguno de ellos fue incluso asesor personal de Mark Zuckerberg. Explotaron; se dieron cuenta del daño que el mal uso de la tecnología está causando a la humanidad, de cómo las plataformas están estratégicamente diseñadas para generar adicción. El pasado febrero, ocho extrabajadores de las más potentes tecnológicas de Silicon Valley lanzaron el Center for Humane Technology en San Francisco, una organización sin ánimo de lucro que persigue despertar a los usuarios sobre los efectos nocivos de la tecnología en su salud y presionar al Gobierno estadounidense para que endurezca las normas que regulan el sector. Su prioridad es introducir la ética en el diseño de la tecnología.

Lynn Fox y Sandy Parakilas, ex empleados de Google y Facebook y ahora detractores de las tecnológicas, en San Francisco. EVAN DAVIS

"La tecnología no es neutral y las consecuencias son obvias. Está cambiando el modo en que mantenemos conversaciones, nuestra forma de pensar y está causando estragos en nuestro sistema democrático", explica en una charla TED Tristan Harris, uno de los fundadores del proyecto que en 2016 dejó su puesto como diseñador ético en Google, donde estudiaba cómo modificar los productos para hacerlos menos intrusivos en la vida de los usuarios. Harris lanzó en ese momento la plataforma Time Well Spent (en español, tiempo bien empleado), ahora integrada en el nuevo proyecto. "Con las alertas, el móvil te dice en qué tienes que fijar la atención en cada momento. Tenemos que entender que pueden programar nuestra mente con pequeños pensamientos [en forma de alertas en la pantalla del móvil] que no hemos elegido", añade Harris, experto en técnicas de persuasión por la Universidad de Stanford. 

Su gran aliado para poner en marcha el centro fue Roger McNamee, inversor de empresas tecnológicas y asesor personal de Zuckerberg durante varios años. En un post publicado en la revista Washington Monthly, McNamee explica que en 2016 ya alertó al fundador de la red social del mal uso que se estaba haciendo de Facebook con la publicación de informaciones erróneas. Su última conversación fue en 2017, cuando ya existían evidencias, que más tarde se confirmaron, de que piratas informáticos rusos habían creado cuentas falsas para tratar de influir en la opinión pública a favor del entonces candidato republicano Donald Trump. Sus alertas no fueron tomadas en consideración y Zuckerberg le contestó que Facebook no era un medio de comunicación ni era responsable de las acciones de terceros. McNamee decidió que nunca volvería a estar dentro. 

El Center for Humane Technology es una alianza sin precedentes de exempleados de las tecnológicas más potentes. A Harris y McNamee se unieron Justin Rosenstein, creador del botón de Me gusta de Facebook; Lynn Fox, exresponsable de comunicación de Apple y Google, o Sandy Parakilas, director de operaciones en el departamento de privacidad de Facebook entre 2011 y 2012. 

“Es muy complicado conseguir que la gente entienda por qué la tecnología genera daños”, cuenta Lynn Fox en conversación telefónica desde San Francisco. “La falta de control sobre las redes sociales tiene consecuencias graves, como el incremento de casos de depresión entre adolescentes o la difusión de trastornos alimentarios”, añade Fox, que durante más de 25 años ha trabajado en la industria. En los últimos meses se han reunido con Google, Apple o Facebook para mostrarles algunos de los documentos en los que están trabajando, como una guía ética para desarrolladores en la que incluirán datos estadísticos de los trastornos que provoca en la salud la adicción a la tecnología y alternativas para el diseño de los productos. 

"Analizan los datos de los usuarios y los utilizan para predecir qué les hará reaccionar de forma más intensa. Los algoritmos dan ventaja a los mensajes negativos: el miedo y el odio producen más enganche.

Sobre Facebook, el colectivo denuncia que su algoritmo está diseñado para maximizar la atención de los usuarios y las horas que dedican a la plataforma, tiempo que está directamente ligado a los beneficios que la tecnológica obtiene por publicidad. "Analizan los datos de los usuarios y los utilizan para predecir qué les hará reaccionar de forma más intensa. Los algoritmos dan ventaja a los mensajes negativos: el miedo y el odio producen más enganche", critica McNamee. 

Sandy Parakilas, exresponsable de operaciones en Facebook, tiene identificado el problema fundamental de la red social. “El modelo de negocio se basa en hacer crecer el número de usuarios y las conexiones e interacciones entre ellos para, de esa forma, aumentar su base de datos”, explica por teléfono desde San Francisco. Cree que igual que hacen otras tecnológicas como Microsoft, Facebook podría comercializar su producto y no basar su facturación en la publicidad. “Microsoft Word es una herramienta por la que pagas; nadie está vendiendo tu atención a terceros, que es lo que hace Facebook”, opina Parakilas. “Para ofrecer una plataforma que responda a las necesidades de los usuarios tendrían que renunciar a parte de los ingresos, ser un poco menos rentables, y no van a pasar por ahí”. 

De su estancia en Facebook durante más de un año, Parakilas critica que su departamento, encargado de asegurar que no se violara la privacidad de los usuarios con la inserción de publicidad en la plataforma, contaba con muy pocos recursos. “Me di cuenta de que proteger a los usuarios nunca sería una de las prioridades de la compañía; están centrados en el crecimiento económico y en estudiar fórmulas para atraer su atención” 

Hasta la próxima

lunes, 6 de agosto de 2018

SOLO SON 200.000 LOS FALSOS AUTÓNOMOS

Hace más de cuatro años escribía yo en este mismo espacio el post que reproduzco más abajo, y lo vuelvo a traer aquí porque parece que ahora es noticia recurrente, como se puede leer en la prensa del día. O lo que es lo mismo, que la Historia siempre se encarga de poner las cosas en su sitio.


Lunes, 10 de marzo de 2014 

EL FALSO AUTÓNOMO 

Hace un par de años, cuando el desempleo juvenil (hasta los 35 años) era algo menor que ahora, un joven con un título universitario técnico de grado medio oyó la misma respuesta en las cuatro últimas entrevistas de trabajo a las que tuvo acceso: “Te puedes dar de alta como autónomo y con un contrato mercantil, no laboral, trabajar en exclusiva para nosotros. Así, es muy probable que, fueras admitido en esta empresa.

Poco tiempo después tuvo la oportunidad de preguntar por teléfono en un programa de televisión a la portavoz de una consultora nacional de RR.HH cómo era posible tal coincidencia de criterio en cuatro empresas de sectores distintos. Y aquella señora, para todo aquel que quisiera oírlo, más o menos (hablo de memoria), le dijo:

“Los jóvenes, con una tasa de desempleo del 50% incluyendo a los recién titulados, encuentran grandes dificultades para conseguir una entrevista y obtener el empleo que desean. Sin embargo, es imprescindible que se incorporen cuanto antes al mercado laboral y que inviertan tiempo y esfuerzo en lograr una experiencia profesional acorde con sus vocaciones.

Es decir, es más importante la incorporación al mundo laboral cuanto antes que el tipo de contrato por el que se accede, sea este laboral o mercantil. Trabajar como autónomo también tiene sus ventajas. Cuando uno es su propio jefe dicha situación otorga total autonomía para la toma de decisiones, gestionando su propio tiempo sin depender de superiores o de socios.”

Ayer domingo, las páginas de El País Negocios hablaban, casi de forma monográfica de la precariedad en el empleo, partiendo de un editorial muy serio en el que le baja los humos a los/as que siguen lanzando las campanas al vuelo para hacerle la pelota a quien corresponda en cuanto detectan algún síntoma favorable, aun sin confirmación. Y que en relación con el tema que nos ocupa, el artículo dice: “La realidad es que los indicios de recuperación del empleo se fundamentan en empleo precario y conversión forzada de asalariados en autónomos.”.

Y apoyándose en las opiniones de una decena de expertos dicen que el empleo autónomo que se promociona desde el Gobierno y que genera mucho asalariado encubierto, al dejar de estar protegido por los convenios colectivos, llegaron al 70% del incremento de las afiliaciones a la Seguridad Social del pasado mes de febrero. Concretamente, 44.000 trabajadores autónomos del total de 61.000 afiliados.

Así, se pregunta el artículo: “¿Cuántos de ellos son personas que han comenzado un nuevo negocio y cuántos se han dado de alta para ejercer el mismo trabajo que antes hacían como asalariados en la misma empresa que externaliza servicios y trasvasa todo el riesgo al trabajador y que, por supuesto, no representa creación de empleo?

El secretario general de UPTA (Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos), Sebastián Reyna, admite que una parte importante de las altas de trabajadores por cuenta propia se está produciendo por una externalización de servicios de las empresas que antes no se producía, como ocurre en el sector de la educación. Según UPTA, los empleados autónomos que trabajan para una sola compañía ascienden a 265.000, y es el colectivo que crece a un mayor ritmo, el 11%. “Es la parte de la precariedad del trabajo autónomo”, asegura Reyna.

Dicen que los falsos autónomos, como se conoce a este colectivo, no son exclusivos de España. “Es un fenómeno propio del Sur de Europa, donde hay un tejido empresarial especialmente débil. Al fin y al cabo, con este tipo de relación laboral, lo que hace el empresario es trasladar todo su riesgo al empleado.” 

Según Reyna, la situación del mercado laboral no se solucionará mientras no se aborde en España un cambio del tan traído y llevado modelo productivo, “solo tendremos empleo precario, fundamentalmente temporal”. En su opinión, el Gobierno está cargando sobre los hombros de los autónomos más responsabilidad de la que pueden asumir, puesto que, como parte más débil de la cadena empresarial, “no vamos a poder sacar a España de la crisis porque no somos determinantes en la economía, como son el sector público o las grandes empresas”. 

Hasta la próxima

jueves, 26 de julio de 2018

La señal de alerta para cambiar de trabajo (o al menos, intentarlo)

Escucha a tu cuerpo y tus sensaciones, son más objetivos que tu mente
Ruben Montenegro
Coordinado por Pilar Jericó en EL PAIS el 22 de ENE 2018

“Uno de los emprendedores más innovadores de Estados Unidos tiene su truco personal para saber cuándo ha de cambiar de trabajo: su despertador. Tony Hsieh en su libro autobiográfico explica que, cuando hace años trabajaba en LinkExchange, un buen día tuvo que sonar hasta seis veces la alarma para que se levantara. Fue entonces cuando decidió cambiar de empresa. Entró en Microsoft y, pasado un tiempo, le volvió a suceder. El despertador insistió otras seis veces. Dejó entonces la compañía y montó Zappos, empresa dedicada a la venta de zapatos online… 

Está claro que el caso anterior es solo un ejemplo y posiblemente de poca aplicación para el resto de los mortales: ni todos tenemos la genialidad de Hsieh, ni estamos en mercados laborales tan alegres como los tecnológicos en Estados Unidos, ni disfrutamos madrugando. Pero matizado todo lo anterior, es un ejemplo para reconocer que cualquiera de nosotros puede tener alguna señal que indique que necesitamos buscar trabajo en otra empresa, en otro departamento o con otro jefe, o al menos intentarlo. Pero, ¿cómo saber reconocerla y no confundirla con una mala etapa que pasa con el tiempo?


Pues bien, curiosamente la primera señal te la suele dar el cuerpo y las sensaciones como, por ejemplo, no tener ganas de levantarse, que descienda la motivación bajo mínimos los domingos por la noche o sufrir un humor de perros durante una temporada larga por culpa del trabajo. Después de estas señales, pasado un tiempo viene la cabeza a dar una explicación de lo más racional y justificada. Pero el orden suele ser así: primero, el cuerpo y las emociones, y después, la mente. Y tiene su explicación. La cabeza que anhela nuevos sueños o proyectos es también la que almacena los miedos y las inseguridades.

Si yo deseo cambiar de trabajo es posible que durante el proceso de búsqueda me enfrente a dudas del tipo “¿y si me equivoco?”. Por eso, lo que el cuerpo nos diga es “más puro”, “más sincero”. Lógicamente, no hablamos de trabajos en los que no se llega a fin de mes, cuyo motivo es más que evidente; o de oportunidades muy deseadas, que de repente llegan… sino de aquellas decisiones más difíciles. Así pues, ¿qué podemos hacer?

Lo primero de todo, presta atención a tus sensaciones. Eso no significa que en cuanto tengas un pinchazo en el estómago o se te peguen las sábanas necesites buscar otro trabajo. No, significa no pasar por alto aquellas sensaciones que son una constante, como un estrés continuado todos los domingos, un agotamiento continuo o un carácter endemoniado sin necesidad.

Segundo, conversa sobre lo que te ocurre con honestidad. Para dar forma a lo que sentimos, necesitamos darle palabras. Para ello, puedes escribir para tomar distancia y entenderlo o aún más fácil, hablarlo con alguien de confianza sin juzgarte. Simplemente, conversa sobre ello y pregúntate el porqué.

Tercero, distingue dos momentos: el de tomar una decisión y el de ejecutarla. Quizá sepas que ese trabajo no es para toda tu vida pero tampoco el mercado laboral esté en su mejor momento. Por ello, es bueno no confundir la decisión con el instante en el que se ha de poner en marcha.

Y cuarto, diferencia el motivo por el que no te atreves a dar el paso: puede ser por miedo (hipoteca, hijos, incertidumbre…), porque no tienes claro qué es lo que quieres, o porque sigues confiando en esa empresa… En la medida en que lo identifiques te será más fácil gestionarlo con un plan de acción. 

Sin duda el trabajo es una parte importante de nuestra vida. Le dedicamos demasiadas horas como para estar a disgusto. Prestando atención a las señales, estaremos mejor preparados para cerrar una etapa y definir una estrategia para comenzar otra nueva. ¡Buena suerte!” 

Hasta la próxima


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Si no se acaba de una vez con el desequilibrio entre el ser humano y la naturaleza, nuestros descendientes no querrán ni recordar nuestros nombres.