martes, 1 de diciembre de 2020

NUEVO EMPRENDIMIENTO EN ESPAÑA

El emprendimiento español ha dado un cambio radical en poco tiempo. A raíz de la crisis del ladrillo surgió una especie de emprendedor que necesitaba trabajar como fuera, ya que hacerlo por cuenta ajena estaba imposible. Por eso, la única salida que le quedaba era comprar un puesto de trabajo. De lo que fuera. O lo que es lo mismo, montarse su propio chiringuito. Así que la mayoría, sin dinero ni experiencia empresarial, se lanzó a una piscina vacía, sin tan siquiera sospechar que el fracaso podía estar a la vuelta de la esquina. Y hoy, por desgracia, aún están pagando las consecuencias. 

El informe "Mapa del Emprendimiento en España 2020" que acaba de presentarse, indica que el 66% de los emprendedores son recurrentes y la mitad de ellos emprende por vocación. Suelen tener una elevada cualificación y experiencia profesional anterior.

La mitad de ellos emprende principalmente por vocación. Los emprendedores ‘en serie’ o recurrentes lo son, principalmente por vocación (49%), más que por oportunidad (30%), mientras que, entre los emprendedores noveles, aquellos que por ahora solo han desarrollado un proyecto, ambos factores son muy similares: el 37% por vacación y 34% por oportunidad, las dos motivaciones esenciales para ambos perfiles a la hora de emprender.

Según los autores, la experiencia como emprendedores los lleva a cosechar un mayor éxito profesional. Así, un 18% de emprendedores en serie ya ha conseguido vender algún proyecto anterior. En paralelo, las probabilidades de fracaso disminuyen a medida que se crean startups. Si con un solo proyecto a sus espaldas, este índice es del 56%, disminuye al 12% con tres proyectos y al 8% con cuatro o más startups creadas. No obstante, el fracaso forma parte del propio aprendizaje de los emprendedores en serie: un 54% asegura haber tenido al menos una startup que no funcionó.

En España, solo un 1% de emprendedores estaba en desempleo antes de crear su proyecto. Una cifra que demuestra que no se está emprendiendo por necesidad porque la vez anterior no salió bien. Así que, de acuerdo con los datos, la mitad de los actuales emprendedores trabajaba por cuenta ajena en otra empresa y un 7% eran ‘freelancers’ anteriormente. El estudio sostiene que “la startup comienza a ser también una escuela de emprendedores, ya que un 5% de los emprendedores en activo estaba como empleado en una startup y tres de cada diez eran ya fundadores de una y, tras conocer el ecosistema, decidieron poner en marcha su propio proyecto.” 

A la vista de estos datos, se puede concluir que los emprendedores cuentan con una dilatada experiencia profesional antes de desarrollar una empresa. Su edad media se mantiene en los 34 años, una constante en este informe. Como lo es también la alta cualificación de los emprendedores, pues la inmensa mayoría cuenta con titulación universitaria y de postgrado, principalmente en áreas técnicas o STEM. A esto hay que sumar que un 14% de los emprendedores en España cuenta con la máxima formación: un doctorado. Este perfil se decanta por la creación de proyectos innovadores, gracias a la aplicación de tecnologías líderes como IA y Machine Learning, en áreas clave, como Salud (40%), proyectos B2B y de digitalización (15%), Energía (9%) y Transporte o Logística (9%).

El informe de Spain Startup-South Summit analiza la situación del ecosistema emprendedor español y permite ver la evolución de su comportamiento en los últimos siete años. Para su realización se ha tenido en cuenta una muestra de 1.800 startups de los 3.800 proyectos inscritos a la Startup Competition, de la que se ha elegido 100 startups finalistas de la edición omnicanal de South Summit 2020, que se celebró en Madrid del 6 al 8 de octubre pasados.

En consecuencia, es evidente que la formación empresarial y los programas de esta vanguardia de futuros empresarios deberá estar a la altura de los conocimientos que ya tienen adquiridos, así como la preparación del personal que se encargue de impartirlos.

Hasta la próxima

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Si no se acaba de una vez con el desequilibrio entre el ser humano y la naturaleza, nuestros descendientes no querrán ni recordar nuestros nombres.