martes, 19 de diciembre de 2017

Autónomos: cómo conseguir una buena pensión cotizando menos

Cinco días, 16 DIC 2017 - 11:16 CET
NUÑO RODRIGO PALACIOS
RAQUEL PASCUAL CORTÉS


Muchas personas que trabajan por cuenta ajena no saben cuánto aportan mensualmente (ellos y su empleador) a la caja de la Seguridad Social.

El ingreso de la nómina llega con las cotizaciones sociales por cuenta del trabajador descontadas (como el IRPF) y las que son a cargo de la empresa ni siquiera se reflejan en la propia nómina. Para los autónomos el sistema es completamente diferente: éstos eligen cuánto cotizan a la Seguridad Social cada mes.

Esta capacidad de elección permite a los autónomos optimizar sus cotizaciones, es decir, exprimir la normativa para sacar el máximo partido al dinero que aportan a la caja común. ¿Cómo lo hacen?


Paso 1.- Cobrar el 100% de la pensión

Los criterios para el cobro de la pensión son los mismo para los autónomos que para los trabajadores del régimen general. Hace falta un periodo mínimo de cotización para cobrar la totalidad de la pensión. Quien se jubile en 2017 tiene que haber cotizado 35 años y cinco meses. Este periodo, según la reforma de las pensiones de 2011, hoy en vigor, crecerá hasta llegar a los 37 años para quien se jubile dentro de 10 años, en 2027. Por lo tanto, los autónomos deben estar cotizando desde aproximadamente los 30 años. 


Paso 2.- Cotizar lo mínimo posible 

Para calcular la pensión no se usa toda la vida laboral de los trabajadores, sino 20 años, cifra que aumentará progresivamente hasta los 25 en 2022. En consecuencia, los autónomos están obligados a cotizar a la Seguridad Social (y además les conviene hacerlo para acceder al 100% de pensión), pero al menos durante una parte de este periodo no tienen apenas incentivos para elegir una cotización elevada. Pueden aportar el mínimo legal (cotizar por una base de 893 euros, pagando unos 266 euros al mes) durante un plazo, sin que se note en la pensión final. 


Paso 3.- Subir la cotización cuando computa 

Cuando se supera el citado umbral de los 20 o 25 años de periodo de cómputo, lo que cada autónomo aporta mensualmente sí tiene reflejo en la pensión. La base reguladora es la media, ponderada por inflación, de las cotizaciones del periodo de cómputo, y sobre esta base reguladora se se calcula la pensión. Aunque la normativa está pensada para evitar abusos: a partir de los 47 años (cifra que coincide, año arriba año abajo, con el periodo de cómputo actual) los autónomos no pueden cotizar por más de 1.964 euros al mes. Así se evita que se “inflen” las pensiones. Por eso a medida que se acerca la jubilación existe el incentivo para aportar más. A partir de los 50 años ya solo son el 76% los autónomos que cotizan por el mínimo, y a partir de los 55, el 65%. 


Paso 4. ¿Y si quiero la pensión máxima? 

El límite de los 1.964 euros al mes no es firme. La normativa permite cotizar por una cantidad mayor a partir de los 47 años, pero solo si antes ya se pagaban cotizaciones superiores. Concretamente, si han cotizado por una base igual o superior al citado máximo, podrán elegir a partir de los 47 años una base de cotización superior. También los trabajadores que se den de alta en el régimen de autónomos con más de 47 años tienen libertad de cotización.”


Hasta la próxima ocasión



jueves, 16 de noviembre de 2017

EL NOGAL

(Historia de una empresa innovadora que podría ser real) 

Antonio es biólogo y ya hace años que es empresario. Trabajaba en Barcelona en el Departamento de I+D de una multinacional del yogur. Pero él no estaba de acuerdo con la oposición que su empresa ejercía en los tribunales contra las firmas lácteas que producían postres pasteurizados (de larga duración) y que hacía tiempo que también pretendían denominarse yogur.

Sin embargo, su empresa estaba muy interesada en que se les continuara llamando postres lácteos, en vez de “yogures pasteurizados después de la fermentación” para mantenerlos alejados de su mercado, y en consecuencia, de su competencia. Pero Antonio, por su cuenta, había conseguido una elaboración alternativa a la pasteurización mucho más fácil y barata.

En abril de 2003 las empresas lácteas nacionales ganaron el contencioso en el Jurado de Autocontrol de la Publicidad, el cual desestimó la reclamación presentada por la Asociación Española de Fabricantes de Yogur (AEFY). En concreto, la resolución se pronunciaba a favor de una campaña publicitaria de Leche Pascual en la que se destacaban las ventajas del yogur de larga vida frente a los de corta vida, y “las molestias, limitaciones y ataduras del yogur de corta vida derivadas de su dependencia del frío por su menor duración”

La duración era el handicap que impedía la exportación del yogur, así que cualquier innovación que se pudiera convertir en una ventaja competitiva sólo era útil para el mercado nacional donde la competencia era feroz al dominar las multinacionales. 

Conocida la resolución del Jurado, ese verano de 2003, Antonio negoció su salida de la compañía. Llegó a un acuerdo con ellos y por sus 12 años de antigüedad recibió una sustanciosa indemnización, la cual formaría parte de la inversión para montar su propia empresa. Y lo primero que hizo fue ponerse en contacto con su antiguo amigo Miguel García, un veterano Economista experto en Contabilidad de Costes y Viabilidad empresarial que había sacado a muchas empresas del atolladero. Antonio le pidió un estudio de viabilidad realista antes de dar ni un solo paso para poner en marcha la suya. 

El proyecto consistía en una pequeña fábrica de yogures de larga duración, con nueces, en la provincia de Burgos y cerca de la autopista de Bilbao, donde los padres de Antonio (hijo único) tenían una plantación de 5 Has. de nogales (unos 300 árboles) con una antigüedad de más de 40 años y de cuyo fruto vivían.
Junto a la casa había una antigua nave de unos 800 m2, donde Antonio, después de restaurarla pensaba ejercer su actividad. Y una balsa de agua de 75 m2 y 4 de profundidad (300.000 litros). El lugar era ideal; en el entorno de la factoría de Leche Pascual, y del resto de sus futuros proveedores, con buena conexión con el puerto de Bilbao por donde podría embarcarse el producto para su exportación.

La pasteurización clásica del yogur se consigue al someterlo a un tratamiento de calor que inactiva los fermentos lácticos vivos después de la fermentación. Pero Antonio ya tenía concedida la patente sobre un innovador método alternativo cuya innovación consistía en la fermentación artificial mediante microondas, por la cual el yogur conservaba todas sus características y no perdía ninguna de sus cualidades organolépticas. Así, el ahorro en instalaciones y bienes de equipo de su futura factoría sería considerable, y el tiempo de conservación del yogur (más de 3 meses) aseguraba su exportación a cualquier país. Esta era la ventaja competitiva de que gozaría la empresa.

Quería un mercado de precio alto para poder pagar bien a los empleados para que se implicaran. Le ofreció a Miguel la Administración de la empresa y el 5 % de las participaciones de la sociedad EL NOGAL, S.L, por lo que había que prepararse. Se iban a necesitar tres buenos comerciales dispuestos a viajar y que conocieran bien el sector nacional y la exportación. Debían hablar inglés y francés, y uno además alemán, para montar una buena red comercial de distribución nacional e internacional (sobre todo europea) También un buen equipo de Marketing externo para posicionar la marca y la identidad corporativa en el target de EL NOGAL Las relaciones públicas y la atención al cliente deberían ser exquisitas.

Antonio y Miguel, con el plan de viabilidad detallado y la patente bajo el brazo se dirigieron a la Caja Provincial (donde Antonio había ingresado el importe de su indemnización) para solicitar un préstamo a 10 años, el cual se garantizaría con el valor de los árboles de la finca (300 nogales de 40 años, sólo en madera, ya valían un buen dinero). Se lo concedieron y a trabajar.

EL NOGAL ya hace tiempo que es una marca reconocida y bien posicionada en el mercado internacional, porque reinvierte la mayor parte de sus beneficios en la modernización continua de la empresa. Entre otras cosas, comenzó instalando uno de los sistemas de riego por goteo de tecnología punta más modernos del mundo en todos los árboles de la finca, a los cuales hay que mimarlos, ya que son la base en la que se apoya el desarrollo y el futuro de la actividad empresarial.

FIN 

Hasta pronto

martes, 10 de octubre de 2017

¿Qué interesa más, comenzar como Autónomo o como S.L?

El principal argumento que trato de transmitir después de publicar los últimos tres o cuatro post en este blog es la enorme dificultad que existe en los tiempos que corren para tratar de crear empresas a partir del autoempleo individual, por lo que se impone fomentar el nuevo empresariado a partir del emprendimiento compartido.

En primer lugar, porque ante la variedad de conocimientos que se requieren hoy para ser empresario, lo más lógico es compartirlos entre un equipo más o menos especializado en las materias necesarias: Producción, Ventas o Administración y derivadas, ya que tratar de que todas sean asimiladas por una sola persona, como pretenden los clásicos Planes de Empresa, es tarea para fueras de serie.


Por tanto, para emprender en equipo hay que pensar en crear una Sociedad Limitada (SL), ya que la responsabilidad se limita al capital aportado, mientras que el autónomo responde con su patrimonio empresarial y con todos los bienes propios y familiares.

Estas dos premisas son las principales para iniciarse hoy en el emprendimiento empresarial. Pero al margen de éstas hay otros condicionantes para saber cuándo ser Sociedad. La necesidad de financiación y la presión fiscal, además de la ya mencionada limitación de la responsabilidad son aspectos a considerar sin olvidarnos de la misión fundamental de la empresa como es la Rentabilidad.

Mayor facilidad de crédito. La percepción que tienen los bancos proveedores de los autónomos no es la misma que la que tienen de las sociedades, las cuales les merecen más confianza. En concreto, los bancos les dan mucha más importancia a las pymes e incluso a las micros que a los autónomos a la hora de conceder un crédito.

La carga fiscal. ¿Cómo se tributa en cada caso?

La principal diferencia es que el autónomo tributa por el IRPF, mientras que la SL lo hace por el impuesto de sociedades. Al trabajar como autónomo se paga un IRPF que varía en función de los ingresos. Estas cantidades pueden llegar a suponer hasta el 52 y el 56% de las cantidades generadas, por lo que si los ingresos anuales son superiores a 40.000 euros sin duda conviene cambiar a S.L.

Mientras que hoy, el tipo general del impuesto de sociedades se mantiene en un 25% sobre la base imponible y para las nuevas sociedades se aplica un tipo reducido del 15% durante dos años, en el caso del IRPF la tributación es progresiva y depende del nivel de ingresos. Así, estos son los tipos aplicables:


Como se puede observar, cuanto más ingreses se tengan más conviene dejar de ser autónomo y transformarse en SL.

Y en última instancia, está el principal objetivo de la empresa: la Rentabilidad. Por lo cual debemos darle la mayor importancia a otros costos distintos a los fiscales y muy fáciles de percibir. Por ejemplo, la mínima cifra que hay que aportar como capital social en la S.L. son 3.005 euros a pagar entre varios socios, y recuperables como cifra de negocios por ser un Neto Patrimonial no Exigible.

Mientras las cotizaciones de los autónomos, una vez superadas las posibles tarifas planas, se van a 3.300 euros al año, producto de 12 pagos por 275 eur mensuales. Pero no me olvido de las obligadas cotizaciones a la Seguridad Social en el caso de las sociedades. 

Hasta la semana que viene

martes, 26 de septiembre de 2017

Las ayudas del Estado a los nuevos proyectos emprendedores

La semana pasada, en el último párrafo del post decíamos lo siguiente:

“Y para colmo, en nuestro país, la forma antigua de emprender, la que comienza con el autoempleo está de capa caída ya que todo pasa por el farragoso mundo de los autónomos, con el montón de pegas que arrastra. Desde el pago de la cuota, haga calor o frío; es decir, facture o no facture, con el consiguiente rebote de los autoempleados que no ven nada claro su futuro, y muchos de ellos terminan cayendo en el pozo del falso autónomo, aunque ahora se conozcan como autónomos dependientes, pero esta nueva denominación no cambia la relación empresa-trabajador, al no gozar de los mismos “privilegios” que los trabajadores por cuenta ajena.”


Y en este orden de cosas, hay que recordar aquí las relaciones del Estado con esos emprendedores conocidos como autónomos dependientes. Y lo haremos trayendo aquí un artículo del periódico Cinco Días:

“En el año 2016, 38.369 desempleados ejercieron su derecho de capitalización de la prestación por desempleo para comenzar un proyecto por su cuenta. Estamos ante una ayuda que pretende que un emprendedor pueda iniciar una nueva actividad, bien sea como autónomo, en una cooperativa, en una sociedad laboral o creando una sociedad mercantil. Según datos de la UPTA (Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos), en el 84% de los casos la capitalización de la prestación se utiliza para darse de alta como autónomo.

Se supone que con la capitalización, un desempleado puede utilizar su paro para iniciar una nueva actividad. Sin embargo, 37.000 de los 38.000 que lo solicitaron lo utilizaron para abonar las cuotas mensuales a la Seguridad Social, al darse de alta como autónomos. 

¿Qué significa esto? Que lo que inicialmente se promulgó como una medida para fomentar el emprendimiento, termina siendo una fórmula para que el Estado se ahorre el paro de esas personas, a través de la reintroducción de este en la Seguridad Social, mediante el pago de las cuotas de autónomo que ese emprendedor tendrá que pagar.

Capitalización utilizada para abonar las cuotas mensuales 

Las cifras anteriores corroboran que sólo 1.000 de los 37.000 desempleados pudieron utilizar realmente su paro en invertir en el nuevo proyecto. Por lo tanto, este sistema de capitalización del paro es una pescadilla que se muerde la cola, y el dinero que se le aporta al desempleado, vuelve al Estado en forma de cuota mensual de la Seguridad Social.

Cuando un emprendedor decide empezar un proyecto como autónomo y capitaliza el paro, paga su Seguridad Social con su propio paro. Es él quien se ayuda a sí mismo, y nadie más. El ahorro en gasto social por parte del Estado es considerable. Además, no se habrá invertido en mejoras que ayuden a consolidar el negocio. Simplemente se consigue un alivio inicial con menor carga impositiva durante los primeros meses. Pero, ¿qué ocurre cuando este alivio desaparece?

Las asociaciones de profesionales de autónomos señalan que esta medida es insuficiente y ponen de manifiesto que se trata de un dinero que al final vuelve al mismo sitio, por lo que el Gobierno no está invirtiendo en ayudas reales para los autónomos.”

Y en este orden de cosas, Eduardo Abad, secretario general de la organización UPTA, haciendo referencia a la evolución, entre 2013 y 2016, dice que los afiliados al RETA (Régimen Especial de Trabajadores Autónomos) han crecido en 168.379 autoempleos netos en 4 años.

Según las siguientes cifras:

No obstante, a juicio de esta organización la rotación en el sistema viene dada porque en la mayoría de los casos se emprende por necesidad, y no por oportunidad o vocación. Además, sostienen que se ha empujado hacia el emprendimiento a miles de personas que “por estricta necesidad de seguir en el mercado de trabajo” han decidido probar fortuna en el mundo de los negocios, sin ser este un sector que “admita la suerte” como una de sus causas de éxito. 

Hasta la semana que viene


lunes, 18 de septiembre de 2017

La confusa creación de empresas en España

En los pocos post que he publicado este verano en el blog he tratado de evidenciar lo complicado que resulta generar trabajo en España, porque mientras la mayoría de micros y pymes intentan sobrevivir con las grandes no se puede contar, ya que su objetivo primordial es lograr la máxima productividad, como sea; es decir, con la menor gente posible. Y para colmo, ahora se sabe que se está produciendo lo mismo que en 2008 pero con dos millones de trabajadores menos.

¿Mayor competitividad laboral?, ¿mayor desequilibrio normativo?, ¿mayor robotización? Posiblemente de todo un poco. Pero dada la estructura empresarial española por tamaños y a la vista de la ridícula cantidad de empresas grandes que tenemos y que de pequeñas y medianas no andamos muy sobrados (como se puede ver más abajo) la salvación, de momento y desafortunadamente, sigue estando en el lado más vulnerable: el autoempleo y las microempresas.

Pero esto no opta para que por lo menos soñemos con tener algún día una cifra de pequeñas y medianas (pymes) bastante superior a las que figuran en el siguiente cuadro, porque en ellas está la clave.


LAS EMPRESAS ESPAÑOLAS POR TAMAÑO

Así que se hace imprescindible remover esta situación, ya que de lo contrario, corremos el riesgo de convertirnos definitivamente en un país de tenderos y camareros de comercios y bares-restaurantes estén en manos de autoempleados o microempresas, que abrirán o cerrarán en función de los vaivenes geopolíticos y estacionales del Turismo.

Y esto a qué nos lleva? Pues al aprendizaje de un emprendimiento distinto al conocido hasta ahora. El actual, por lo general, se basa en la enseñanza de una o dos personas para que dirijan y gestionen un negocio o una microempresa. Para ello se pretende que absorban un montón de materias empresariales muy complicadas para la mayoría de esos emprendedores, por lo que acaban liados. Estas disciplinas se fundan en un documento llamado Plan de Empresa, impuesto en su día por los departamentos de riesgo de los bancos y hoy casi obsoleto.

Pero el profesor norteamericano Bill Aulet, escribió en 2015 el libro “La disciplina de emprender”, en el cual confiesa que después de muchos años enseñando a emprender en el MIT norteamericano descubrió que emprender podía significar dos cosas. Una como la hemos explicado en el párrafo anterior, consistente en planear negocios y microempresas con evidentes limitaciones: 

     · Negocios más bien familiares y casi todos de servicios: comercios, bares y similares. No necesitan grandes inversiones por lo que requieren poco capital para empezar, pero si entra dinero pueden crecer de forma rápida y convertirse en pymes 

     · En general solo sirven a mercados regionales o nacionales 

Así que la forma de emprender que propone el profesor Aulet es a base de crear empresas innovadoras, las cuales requieren unos programas serios y comprometidos en las facultades universitarias más solidarias con la Empresa, que además de en USA existen en Reino Unido, Israel, Singapur o Chile, por ejemplo.

Es decir, una enseñanza profesional de la creación empresarial, y que en España no existe. Entre otras cosas porque los docentes universitarios no han sido orientados hasta ahora para la creación de empresas. De ahí que aunque haya bajado un poco la tendencia los universitarios siguen prefiriendo ser funcionarios.

Ese hueco académico sobre el Emprendimiento lo han comenzado a cubrir una diversidad de másteres, cursos y concursos, aprovechando su carencia en las universidades. Están promocionados por ciertas organizaciones muy espabiladas soportadas por algún que otro banco importante cuyo patrocinio lo utilizan para engrosar su Marketing, ya que el escaso costo que tienen está más que compensado por el posicionamiento y la visibilidad que logran en el mundo universitario.

Y para colmo, en nuestro país la forma antigua de emprender, la que comienza con el autoempleo está de capa caída ya que todo pasa por el farragoso mundo de los autónomos, con el montón de pegas que arrastra. Desde el pago de la cuota, haga calor o frío; es decir, facture o no facture con el consiguiente rebote de los autoempleados que no ven nada claro su futuro y muchos de ellos terminan cayendo en el pozo del falso autónomo, que ahora se llaman autónomos dependientes, pero cuya nueva denominación no cambia la relación empresa-trabajador, al no gozar de los mismos “privilegios” del trabajador por cuenta ajena. 

Hasta la semana que viene

lunes, 28 de agosto de 2017

EL LABERINTO EMPRENDEDOR (Parte 2ª)

¿Aprender a aprender o enseñar a emprender?

“Creo que para fomentar el emprendimiento, en cualquiera de las clasificaciones (autoempleo-microempresas y empresas innovadoras-startup) la educación es fundamental; hay que formar en como aprender a aprender, para adquirir nuevas habilidades, y prestar menos atención al conocimiento ya que este es accesible a todo el mundo a través de internet. A los estudiantes hay que darles herramientas para pensar, para resolver problemas, a partir de ahí podrán enfrentarse a nuevos retos.”

Estas palabras las decía mi amigo y colega Vicente en respuesta a mi post del pasado día 4 (el primero de este “laberinto”), que prometía continuarlo “la semana próxima”, pero estos calores te dejan aplatanado y hasta hacen que se retrasen las respuestas. Lo cual no es malo del todo, ya que hay más tiempo para madurarlas mientras miras al mar, y de paso le calientas menos la cabeza al personal en sus merecidas vacaciones.

Pero, eso sí, ratificándonos e nuevo, como en tantas ocasiones hemos hecho en este y en otros foros, en que la Educación de la juventud es más que fundamental imprescindible, sea para el futuro de un posible Catedrático como el de un más que probable camarero. Y no digamos nada si de lo que se trata es de formar a un futuro empresario. Así es que vamos a echarle solo una miradita al panorama de la formación educativa empresarial en España, desde el punto de vista institucional, casi de salida ya de la segunda década del siglo XXI. Y lo haremos solo con un ejemplo, para no marear tanto la perdiz.

Universidad de Granada
Formación para docentes
Enseñanza del Emprendimiento Orientada a la Creación de Empresas


Abierto el plazo de inscripción para el curso “Enseñanza del emprendimiento orientada a la creación de empresas” 

20/02/2017 

El curso “Enseñanza del emprendimiento orientada a la creación de empresas” tendrá lugar los jueves del 1 de marzo al 6 de abril en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, y está destinado al PDI de la UGR

El día 1 de marzo comienza el curso “Enseñanza del Emprendimiento orientada a la Creación de Empresas”, coorganizado conjuntamente por la Coordinación General de Emprendimiento y la Unidad de Calidad, Innovación y Prospectiva en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales.

Este programa forma parte de las actuaciones “UGR Emprendedora” desarrolladas por la Coordinación General de Emprendimiento para fomentar el emprendimiento entre toda la comunidad universitaria.

Tendrá lugar las tardes de los jueves del 1 de marzo al 6 de abril, y podrán participar los miembros del PDI (Personal Docente e Investigador) de las distintas Facultades de la Universidad de Granada (UGR), quienes tendrán de plazo para inscribirse hasta el día 28 de febrero.

El objetivo del curso es ofrecer una aproximación a los contenidos y herramientas avanzadas que permitan orientar la enseñanza del emprendimiento hacia la creación de empresas innovadoras. Este programa en concreto se enmarca dentro del Plan de Formación e Innovación Docente de la Universidad de Granada y se realiza en colaboración con la Unidad de Calidad, Innovación y Prospectiva. 
Contenido del Curso: 

1. Cómo crear empresas innovadoras. 
2. Modelos y desarrollo de negocio. 
3. Estrategias de Marketing Digital. 
4. Lean Startup aplicado al desarrollo de modelos de negocio. 
5. Viabilidad financiera. 
6. Gobierno y reestructuraciones empresariales. 

Los participantes de este curso están capacitados para trabajar con sus estudiantes, favoreciendo la transmisión de conceptos avanzados orientados a la creación de una empresa y su viabilidad. 

Las inscripciones son gratuitas y se podrán realizar desde la Unidad de Calidad, Innovación y Prospectiva a través de Acceso Identificado – “Formación del PDI” para los profesores con docencia o a través de su plataforma de inscripciones en el siguiente enlace: http://empleo2.ugr.es/ugremprendedora/ 

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Bueno, “algo es algo” o “más vale poco que nada”. Seis tardes de jueves, señores, seis. Suena muy taurino, pero el tema es menos festivo y mucho más serio de lo que pueda parecer. Una tarde para cada uno de los temas seleccionados. Los más actuales y seguro que los más desconocidos (a algunos les sonaría a chino cantonés) para un “alumnado docente” al que con la realización de este “curso” de seis jueves, la Universidad le concede “La capacidad para trabajar con sus estudiantes, favoreciendo la transmisión de conceptos avanzados orientados a la creación de una empresa y su viabilidad.”

Sin comentarios. (La verdad es que quizás mi colega Vicente tenga razón cuando afirma que hay que “aprender a aprender”)

Hasta la semana que viene

viernes, 4 de agosto de 2017

EL LABERINTO EMPRENDEDOR (Parte 1ª)

Después de la publicación de mis dos últimos post en este Blog en los cuales afirmaba que a pesar de las dificultades de los jóvenes para encontrar un trabajo digno en España y de la falta de motivación que tienen para poder afrontar un trabajo por cuenta propia, aún hay gurús que opinan que aquí lo que hay es una burbuja emprendedora. O sea, muchos más emprendedores de los que se necesitan.

No obstante, sin querer entronizar al emprendedor pero teniendo en cuenta que si no se crean empresas estables el trabajo que se genere solo será precario (como está demostrado), y dado que la forma más normal de empezar es como autónomo, repetimos lo del post anterior:

“Los autónomos menores de 30 años fueron uno de los estratos de este colectivo más afectados negativamente el pasado año 2016. En concreto, según se desprende del Informe Estatal del mercado de Trabajo, España perdió en el último ejercicio 6.600 autónomos menores de esta edad”. (“Cinco Días”, del pasado 25 de julio).

Y abundando en dicho tema, decía el mismo medio anteayer 2 de agosto: “Los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) revelan, a juicio de la organización de autónomos UATAE que, son “grises” e “insuficientes”. Ello se debe a la diferencia que existe entre el crecimiento de asalariados y autónomos. A juicio de la organización esta diferencia pone de manifiesto el fracaso de la Administración en medidas de incentivo a nuevos afiliados, como es la tarifa plana.”

O sea, que sin entrar de momento en más detalles respecto al desfase en la necesaria creación de empresas nuevas y estables para sustituir a las que cada día cierran o abandonan, por una cosa u otra, parece evidente lo escasa que es la motivación para emprender en España. Bien por causas subjetivas del personal o por causas objetivas, como el incumplimiento flagrante de las promesas firmadas y propagadas a los cuatro vientos por la propia Administración, como por ejemplo, algo que se ha vuelto tan vital para los autónomos como la citada tarifa plana.

O sea, que parece lógico que los que se encuentran involucrados, de una forma u otra, en el mundillo de la formación empresarial, no tienen más remedio que replantearse los principios fundamentales en los que están inmersos desde siempre. De lo contrario, no se conseguirán los objetivos propuestos.

Aunque parece que algo se mueve. Aquel Plan de Empresa al cual se agarraban, para sistematizar su enseñanza, los asesores de la gente que trataban de montar un bar o una papelería, porque estaban impuestos por los departamentos de riesgo de los bancos a los que había que solicitarle el préstamo para poder iniciar la actividad, poco a poco se van sustituyendo por nuevos modelos de formación.

Pero no parece suficiente, ya que los tiempos cambian a una increíble velocidad. Así que hay que hacer algo más para enfrentarse a los nuevos retos impuestos por los avances de todo tipo que envuelven a la empresa moderna.
En marzo de 2015 se publicó en España el libro “La disciplina de emprender. 24 pasos para lanzar una startup exitosa”, de Bill Aulet, profesor del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts). Y en su Introducción dice que varios de sus colegas le convencieron de que en cuanto al Emprendimiento estaba en un error. Hasta entonces, para él, emprender solo significaba “crear una empresa en un lugar que no existía antes”. Pero tuvo que reconocer que el Emprendimiento hay que enfocarlo desde dos perspectivas muy distintas:

1ª. Para Autoempleo y Micro-Empresas (hasta 9 empleados). Suelen ser pequeños negocios creados por una sola persona sin ambición de crecimiento para satisfacer a un mercado local, por lo que necesitan de poca financiación. Pero si entra dinero en el negocio se pueden convertir en micro empresas, e incluso en pymes. En su mayoría son negocios familiares y lo importante es poseer el control directo del mismo, sin socios externos.

2ª. Empresas Innovadoras. Esta forma de emprender es mucho más ambiciosa y profesional, tal y como se resume en la columna de la derecha del siguiente cuadro.

Con lo visto hasta ahora, se podría decir que aquí se sientan las bases para proponer algunos métodos novedosos para aprovechar las enseñanzas de personajes como Bill Aulet y algún otro que saldrá en próximos posts para tratar de la innovación en el Emprendimiento. 

CONTINUARÁ, y me gustaría que fuera la próxima semana.

viernes, 28 de julio de 2017

EMPRENDIMIENTO: ¿HAY QUE CAMBIAR DE ESTRATEGIA?

En mi post anterior de este Blog de El Mentor, titulado “¿Interesa el Emprendimiento en España?”, decía lo siguiente:

“Dándose la paradoja de que a pesar de las consabidas dificultades para crear una empresa en España, si las cosas siguen así va a resultar más fácil crear una empresa que encontrar un trabajo digno.”

Pero el colega de Linkedin, Carles Roca Aracil, me comentaba: “Yo soy un emprendedor y soy pro startups. En un futuro quiero tener un conjunto de empresas en las que pueda ayudar a crear trabajo. Por lo tanto, sí me interesa ;)” A lo cual yo le respondía:

“Coincido contigo. Pero, si me dejas aconsejarte, te diría que fueras despacio. Mejor que ‘un conjunto de empresas’ procura volcarte en la startup que mejor te vaya y hacerla una buena pyme, para tratar de ir dejando atrás el mito de “los miles de microempresas”. S2
Porque, a tenor de las noticias que se van conociendo sobre el gremio de autónomos, que en general es como se empieza, una cosa es crear una empresa y otra muy distinta gestionarla, mantenerla y hacerla crecer, que es lo que de verdad se necesita: pymes rentables y escalables.

“España perdió 6.600 autónomos con menos de 30 años en 2016

Así comienza un artículo de la periodista en Emprendimiento y Pymes, Teresa Alvarez Martín-Nieto, en Cinco Días, el pasado 25 de julio; hace solo tres días. Y continúa así:

“Los autónomos menores de 30 años fueron uno de los estratos de este colectivo más afectados negativamente el pasado año. En concreto, según se desprende del Informe Estatal del mercado de Trabajo, España perdió en el último ejercicio 6.600 autónomos menores de esta edad.

Con este resultado, los jóvenes autónomos menores de 30 años representan el 8,89% del total del colectivo. Por sexo, el 63,02% de los jóvenes autónomos son hombres y el 36,98% mujeres. Por el contrario, en 2015 la proporción fue de 62,49% y 37,51%, respectivamente.

Por tramos de edad, el grupo más numeroso es el que constituyen los trabajadores de 25 a 29 años, con un 70,58 % sobre el total de autónomos del colectivo; seguido del 26,46 % de 20 a 24 años y un 2,97 % para los menores de dicha edad. En todos los tramos los hombres son más numerosos.

Durante el periodo analizado el número de afiliados jóvenes descendió tanto en hombres, el 2,06 %, como en mujeres, un 4,26%. Por tramos de edad descendieron, sobre todo, en el de 25 a 29 años: 2.517 hombres y 2.599 mujeres. Aumentaron, por el contrario, de 16 a 19 años, 224 hombres y 36 mujeres…”

Viñeta de Forges en El País del viernes 4 de febrero de 2014

Estas cifras cuadran con más o menos precisión con las que se vienen publicando para España en estos últimos años por el GEM (Observatorio Global del Emprendimiento), y de cuyas TEAs pude extraer en su día un esquema que nos sitúa ante el Proceso Emprendedor y sus resultados más plausibles: Consolidación Empresarial si el Emprendimiento llega a los 3,5 años (42 meses), o por el contrario y de no ser así, al Abandono de la Actividad.

En definitiva: dadas las coincidencias existentes entre la clara falta de interés emprendedor de la juventud española, como vimos en el post anterior (no confundir con su buena capacidad de Innovación); la caída continua de autónomos, según la periodista Teresa Alvarez, y algunas cosas más, conviene replantearse ciertas cuestiones relacionadas con los esfuerzos para emprender y prestar mayor atención a la Gestión Empresarial para tratar de evitar el declive de tantas empresas nuevas La próxima semana comenzaremos a tratar este tema en profundidad.

martes, 18 de julio de 2017

¿INTERESA EL EMPRENDIMIENTO EN ESPAÑA?

Parece que no demasiado, aunque según las apariencias parezca lo contrario, ya que todavía quedan determinados vestigios de la propaganda oficial que estuvo tan en boga hace unos años (2013, por ejemplo, podría denominarse El Año del Emprendimiento).

Pero esa falta de interés no será porque no haya motivos, ya que la precariedad salarial que sufre gran parte de la juventud en España, incluidos los titulados universitarios, parecería motivo más que suficiente para que buena parte de ellos intenten saltar la valla para tratar de situarse ante el timón de la Empresa.

Es decir, que no sería extraño que la profesión de Empresario, que hasta hace bien poco no era precisamente de las más envidiadas, llegara a colocarse en el grupo de cabeza de un imaginario ranking de Actividades Generadoras de Empatía, como las que en general provocan las ONG. La diferencia está en que mientras la ONG se basa en la Solidaridad, la empresa se mueve en función de la Rentabilidad. Menuda diferencia.

Porque es evidente que entre las necesidades básicas en la Historia de la Humanidad (pan, ropa o cobijo), en los tiempos que corren, se ha colado el trabajo, que lo proporciona las empresas. Dándose la paradoja de que a pesar de las consabidas dificultades para crear una empresa en España, si las cosas siguen así, va a resultar más fácil crear una empresa que encontrar un trabajo digno.

Pero las empresas no surgen por generación espontánea sino que reponden a la voluntad y el esfuerzo de las personas; es decir, a sus motivaciones. Teniendo en cuenta que:

La motivación es la energía mental o física que mueve a la gente a satisfacer una necesidad propia o ajena.


Teniendo en cuenta que estamos ante un tema complejo en el que concurren tantos puntos de vista como actores implicados, unos cuantos “expertos”, basándose en hechos que ni siquiera han sucedido aquí, dicen hay una burbuja emprendedora.

Pero, Javier Megías, CEO de Startupxplore, señala que "No existe una burbuja en España, quizás a nivel mediático sí, pero no en cuanto a inversiones ni a creación de empresas. La percepción de que hay una burbuja parte del hecho de que hace unos años estábamos muy por detrás de otros ecosistemas similares, tanto en número de compañías como en inversión, y poco a poco nos vamos poniendo a la altura". 

En línea con esta percepción, María Benjumea, fundadora de Spain Startup, explica que "no hay una burbuja de startups. El emprendimiento en España ya está muy maduro y es un motor para el desarrollo de la economía. Un fenómeno que no tiene marcha atrás, no es un boom, sino que responde a un cambio en las formas de hacer las cosas a partir de ahora". 

Mi opinión es que dado el modelo de producción español, basado en cerca de tres millones de pymes y microempresas (con y sin empleados), que copan el 98% del total empresarial, aquí no hay más remedio que fomentar el Emprendimiento para poder seguir marchando, porque las grandes no van a resolver la papeleta. 

Saludos y hasta la próxima.

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Si no se acaba de una vez con el desequilibrio entre el ser humano y la naturaleza, nuestros descendientes no querrán ni recordar nuestros nombres.