lunes, 28 de abril de 2014

DONDE DIJE DIGO, DIGO DIEGO

Mónica Oriol, fue hasta el año pasado (2009-2013) presidenta nacional de SECOT (Voluntariado Sénior de Asesoramiento Empresarial), organización que se dedica a la Formación de jóvenes que pretenden ser emprendedores, la mayoría de los cuales lo hace por necesidad, porque están en el paro y no encuentran trabajo de ninguna manera.

Así, esta Organización que está compuesta por unos 1.500 prejubilados y jubilados en toda España, los cuales ponen sus conocimientos y experiencia de forma desinteresada y altruista (ni los séniors cobran un céntimo ni los aspirantes a empresarios pagan nada en absoluto) al servicio de todo aquel que lo necesite, pero casi todos son jóvenes desempleados.


Y en esos casi cuatro años en los que la señora Oriol ejerció la presidencia de SECOT apareció en montones de fotos de reuniones con lo más granado de políticos y empresarios, y realizó numerosos discursos y entrevistas, todo ello basado en el leit motiv de la formación gratuita, debido a la necesidad que tiene España de formar a sus jóvenes y la creación de nuevas empresas, lo cual, sin duda, es innegable, a pesar de que sea ella quien lo diga. 

Pues bien, la señora Oriol que el año pasado abandonó su cargo en SECOT porque fue nombrada presidenta del Círculo de Empresarios, por el cargo que ostenta en la actualidad, es invitada a muchas entrevistas y tertulias, por tierra mar y aire, en todos los medios afines al gran empresariado. 

Y se ha crecido tanto que la semana pasada se descolgó con un discurso en el que además de plantear la rebaja del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) a las personas que no tienen formación dijo que: “se trata de "sacar a los nini (jóvenes que ni estudian ni trabajan) del limbo en el que viven" y ha justificado estas peticiones en que "hay que dar trato desigual a formación desigual". Además: 

          · Defiende "un salario inferior al marcado, hasta que produzcan lo que cobran"

          · Oriol propone rebajar el coste del despido a 18 días por año trabajado

          · "Como los empresarios ganamos más que los políticos, no les gustamos."


Es decir, la Sra. Oriol no ha sido capaz de mantener algo de coherencia en su “solidario” discurso “made in SECOT” por mucho tiempo, posiblemente debido a su actual cargo, el cual seguramente la obliga a contentar a sus pares. Desde luego, de lo que no cabe duda es que lo que entonces (no hace tanto) decía lo hacía con “la boca pequeña”, y ahora su incongruencia la delata

Ah, hace un par de días la Sra Oriol pidió disculpas (era de esperar, con el lío que armó, que sus colegas le dijeran que se había pasado siete pueblos y que por lo menos hay que mantener las apariencias). Pero habría que preguntarle si el discurso de sus tiempos de SECOT también ahora es susceptible de disculpas, o por lo menos de aclaración, porque aquel y este se dan la tira de bofetadas… ¿O no? 

Hasta la semana que viene.

lunes, 21 de abril de 2014

ADIOS CLASE MEDIA, ADIOS

A mediados de la semana pasada estaba buscando una noticia de finales del año pasado cuando en la sección de Cartas al director de un periódico de tirada nacional me tropecé con esto: 

“Ya se empiezan a ver los beneficios a medio plazo de la reforma laboral. Aunque no debemos ser hipócritas ni llevarnos las manos a la cabeza. Un ejemplo: se están quejando muchos del elevado precio de la nueva Play Station 4 (unos 400€), hay que añadir que muchos de esos que se quejan luego se indignan al saber que los balones de fútbol los tejen niños de la India o que el litio de las baterías es extraído por semi-esclavos en Perú, Sony dice que más barato no se puede, es decir, el cliente le pide que estruje más aún, es comprensible que hasta el trabajador asiático tiene sus límites. Apuesto a que la siguiente generación será fabricada en España videoconsolas última generación a 100 €.”

La verdad es que aunque a estas alturas ya no me extrañe de nada me llamó la atención tanto sarcasmo, y me propuse averiguar cuál era el motivo. Y buscando por aquí y por allá me encontré con que por esos días hubo un debate vivo tanto en la red como en la prensa escrita sobre cómo se está ensanchando en España la brecha salarial entre los sueldos altos y los bajos. Es decir, entre los directivos y los mandos intermedios y trabajadores. De tal forma que se está llevando por delante a la clase media a pasos de gigante. Prueba de ello es cómo se han desbocado por la parte alta de la pirámide los gastos suntuarios y de artículos de lujo, y por la parte baja, las estrecheces que están pasando la clase anteriormente llamada media para pagar las facturas y llegar a fin de mes y las calamidades de las clases bajas simplemente para poder comer.


Por esos días también se recordaba que el ínclito ministro Montoro, al ser requerido sobre este tema en el Congreso en una sesión de Control al Gobierno el miércoles 13 de octubre había dicho: “Los salarios no están bajando en España, sino moderando su crecimiento”. Esta frase, tan falta de rigor y de tacto político, se ha quedado como un lema grabado a fuego entre el personal crítico con las dudosas decisiones gubernamentales en los foros de los blogs y en las redes sociales. (La verdad es que el Sr Montoro está poniendo muy poco de su parte para que cese ese cachondeo de trazo grueso que se trae el personal con él. Debería hacérselo mirar). 

Y es que la gente ni es tonta ni habla a “humo de paja”. Lo que se estaba comentando obedecía a los resultados de un estudio realizado por la consultora ICSA , basado en 80.000 encuestas que revela que durante la crisis el salario medio de los directivos no ha parado de subir (salvo un descenso en 2009): en 2007 era de 68.705 euros brutos anuales y ha escalado hasta los 80.330. El de los mandos y empleados experimentaron una subida en 2008 y 2009 para volver a bajar a partir de entonces. Así el salario de los mandos intermedios se situaba en 2013 en 36.522 y el del resto de empleados, en 21.307 euros. 

Hasta la semana que viene.

lunes, 14 de abril de 2014

INNOVACIÓN Y HUMANISMO

Las innovaciones técnicas no siempre han tenido el predicamento y la aceptación tan cómoda que tienen hoy. En “El diseño industrial reconsiderado” (1977), su autor, Tomás Maldonado (Buenos Aires, 1922), Agregado de Proyectación ambiental en la Facultad de Arquitectura del Politécnico de Milán en los 70’, que antes lo había sido en las de Filosofía y Letras de Bolonia, y en la Hochschule für Gestaltung de Ulm (Alemania), comienza el tercer capítulo de su corta pero densa obra titulándolo “La aportación de la vanguardia histórica”, y diciendo: 

“Durante el siglo XIX era frecuente que los escritores y artistas adoptaran una posición de crítica, e incluso de neta oposición frente a la máquina. Los casos más conocidos son los de Edgar A. Poe, Charles Dickens, J. Ruskin, Emilio Zola o Baudelaire. La rápida difusión de la locomotora, que se produce en Inglaterra entre 1830 y 1850, cambia radicalmente el panorama visual de la sociedad victoriana. Y no solo visual; el lenguaje cotidiano, y por tanto la literatura también, se satura de metáforas mecánicas de toda clase, a las que suele recurrir para descripciones de tintes negativos o despectivos. La “naturaleza”, tan celebrada por los románticos, aparece ahora amenazada por un ingenio –la locomotora- que a menudo se define como maléfico.

Por primera vez, con estupor, el hombre victoriano constata la irrupción, que considera ultrajante, de lo mecánico en lo orgánico. Y esta reacción inmediata se encuentra en cualquier lugar en el que la locomotora deja sentir su presencia, tanto en el paisaje de la ciudad como en el campestre. Por ejemplo, Zola describe una locomotora, la “Lison”, como la personificación de la violencia autodestructiva de la humanidad.

Hasta que el poeta norteamericano White Witman miró la locomotora con otros ojos, y allí donde los poetas victorianos solo hallaban fealdad, él vislumbra una belleza nueva, exaltante:

“Su cuerpo cilíndrico, metales dorados y aceros plateados, sus macizas barras laterales, bellas paralelas, rodando rítmicamente a sus lados, su palpitar, su rugido, mesurado, ora potente, ora atenuado en la lontananza,..” 

El tema de la locomotora retornará en las primeras décadas de este siglo (el XX), con idénticos términos apologéticos, aunque acompañado de nuevos protagonistas: el automóvil, el aeroplano, el transatlántico. Pero ahora ya no exalta solamente el objeto técnico, sino también los hombres que lo inventan, lo construyen, lo producen, lo usan; en una palabra, “le peuple habile de machine”, como dice Apollinaire (1880-1918). 

Los futuristas proponen un cambio global de la cotidianidad del hombre, y solamente del fragmento relativo al arte o a la fruición del arte. Lo que les interesa es el hombre que, en contacto con la máquina, cambia o es inducido a cambiar, por así decirlo, hasta sus raíces.” 

Bien, voy a intentar que lo dicho hasta aquí sirva para enlazar con la siguiente historia. Tengo un amigo con una hija de 16 años que es una lumbrera (matrículas o sobresalientes en Matemáticas, Física, Biología…). Habla Inglés y pronto lo hará en Francés, algo fuera de serie, pero muy lejos de ser la típica niña Repipi. Bueno, pues ya hace tiempo que estaba empeñada en hacer Arquitectura, a pesar de que sus padres, sin presionarla pero de forma persistente trataban de disuadirla.

Pero ella respondía que no estaba de acuerdo con que porque estemos inmersos en una crisis cuyas consecuencias no se puedan ni vislumbrar haya que estudiar lo que tenga más salida laboral para encontrar empleo cuanto antes y olvidarse de lo que pueda hacerte más feliz. Para eso no merece la pena estudiar. No, porque se está condenando para siempre la “vocación”. 

Los padres decían que no había manera; que aunque le repitieran que aquí no hay visos de diseñar un nuevo edificio en veinte años, ni una sola finca de viviendas en no menos de treinta, ella les respondía con la cuestión vocacional. Pero su madre, que sabe de mi pasión por las Innovaciones que tienen como fin prioritario la dignidad humana, a imagen y semejanza de aquellos pioneros futuristas de principios del siglo XX, herederos intelectuales del Renacimiento, requería mi opinión sobre lo que podían hacer para tratar de revertir el rumbo de los acontecimientos.


Lo cierto es que en la chica concurren dos circunstancias de lo más favorable para tratar de reorientarla. Una, que además de inteligente es una excelente persona, “un pedazo de pan”; y otra, la capacidad que tiene para asimilar la Biología y ciencias puras que le son complementarias. Y como ella no quería saber nada del ejercicio de la Medicina, la solución podría estar en un sector que también cumpla un cometido humanitario: la Biónica* (algo que a ella ya no le venía de nuevo porque conocía sus principios por haberlos tratado en la asignatura de Biología del Bachillerato). 

Yo sigo el tema, porque ya en 1997 hice un seminario sobre Diseño Naturaleza e Innovación en la Universidad Politécnica de Valencia, dirigido por Gabriel Songel, hoy catedrático de Diseño, y el italiano Carmelo di Bartolo, entonces profesor de la Escuela de Diseño Elisava de Barcelona. Por entonces se estaban sentando en España las bases de la Biónica en lo que hoy es común entre los ya iniciados. 

Bien, ahora se trataba de ver “quién le ponía el cascabel al gato”. Y con buen criterio, los padres recurrieron a una bióloga, conocida suya, que trabaja en la Universidad en un programa sobre un brazo biónico para implantarlo en seres humanos. Aquella científica (y su proyecto) era la piedra angular para reconducir la situación.

Recreación informática de una joven paralítica que se levantará de la silla 
con un exoesqueleto adosado para hacer el saque de honor en el partido
 inaugural del próximo Mundial de Brasil. 


* Biónica: ciencia que estudia el diseño de aparatos o máquinas que funcionan de acuerdo con principios observados en los seres vivos. La biónica puede sustituir órganos de los seres vivos por componentes electrónicos. 

Ah, se me olvidaba: María va a estudiar Biología para especializarse en Biónica. 

Hasta la semana que viene.

lunes, 7 de abril de 2014

EL VALOR DE LA INDUSTRIA

A veces, los que nos dedicamos a juntar letras, con mejor intención que acierto, tenemos la impresión de que alguna vez nos leen algunos personajes que escriben asiduamente en los medios públicos de gran difusión. Y ello se debe a que vemos mucho mejor reflejadas nuestras ideas en las bien hilvanadas frases con las que ellos se expresan en sus escritos.

Como, por ejemplo, me sucedió ayer mismo a mí, cuando descubrí un artículo del Sr. Antón Costas, catedrático de Economía de la Universidad de Barcelona, publicado en El País Negocios, titulado “La industria nos salvará”, y cuyo leit motiv es: 

“Hay que articular una alianza entre producción, conocimiento y empleo que reduzca el paro y la desigualdad.” 


Dicho artículo me ha producido una gran satisfacción por las coincidencias de criterios con las opiniones que desde hace casi un año vengo yo dejando en este blog, todas con el mismo fin: tratar de hacer llegar a quien corresponda que el reparto de la tarta debería ser más justo, para tratar de evitar el sufrimiento de tanta gente que lo está pasando fatal. Así, si el Sr. Costas dice en su artículo:

“El desarrollo español de los años sesenta y setenta del pasado siglo es un buen ejemplo de cómo la industrialización manufacturera expandió el crecimiento y generó ocupación de calidad…”

Y yo decía hace unas semanas:

“Y es que parece que nuestros dirigentes no aprenden de la Historia. Ni de lo malo ni de lo bueno. Ahora hace cincuenta años (fue a mediados de los sesenta) que aquí se vivía, en algunos aspectos, una situación similar a la actual, aunque entonces se venía de unos tiempos oscuros mucho peores que ahora (años 40 y 50, los posteriores a la Guerra Civil) y aquí no había de nada. Pero debido a la presión de unos tecnócratas del Opus Dei, con D. Laureano López Rodó a la cabeza, consiguieron que Franco aflojara y permitiera una apertura del Régimen al exterior, por la que se iba a dejar atrás el sistema autárquico: “yo me lo guiso, yo me lo como”. Lo malo era que como no había nada que guisar la gente no se podía quitar el hambre ni a bofetadas.”

Sigue el Sr. Costas: 

“Los retos a los que se enfrenta la sociedad española son fenomenales. El principal es el desempleo. Otro, la desigualdad…”

También Xavier Vidal Folch, en su artículo “Todo contra la industria”, dice:

“Solo la industria crea empleo de calidad, estable, correctamente pagado y socialmente cohesionador. Lo han descubierto en la escuela alemana hasta los británicos, que despeñaron sus manufacturas para descubrir la dudosa panacea de unos servicios -sobre todo financieros— donde ha fructificado la Gran Recesión.” 

Y el pasado 17 de marzo remataba mi post “A menos industria más paro”, con las siguientes palabras: 

“Moraleja: sin Industria no hay nada que hacer y, de momento, nada le puede hacer sombra.”

Y el Sr. Antón Costas, termina su artículo de esta forma, tan exenta de ideología:

“Además de la capacidad para lograr acuerdos políticos y sociales favorables al crecimiento y al empleo, la industria genera virtudes cívicas benéficas para la democracia. Por eso, los países desarrollados están volcados de nuevo en favorecer la reindustrialización. La industria nos salvará.”


Hasta la semana que viene.

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Si no se acaba de una vez con el desequilibrio entre el ser humano y la naturaleza, nuestros descendientes no querrán ni recordar nuestros nombres.