lunes, 28 de julio de 2014

AL FIN UN RESPIRO

A los que vivan o estén pasando unos días en lugares cercanos a la costa y salieran a dar una vuelta la noche del pasado sábado seguramente les habrá sucedido lo mismo que a mí: se quedarían boquiabiertos de las caravanas de automóviles y del montón de gente que a la hora de la cena se apiñaban haciendo cola a las puertas de cafeterías, restaurantes o chiringuitos para conseguir tener acceso a una mesa en sus terrazas. 

Y me preguntaba yo cómo enfocar el post de hoy lunes, que pensaba dedicar a la Deuda, si la realidad parece desmentir a quienes se atreven a criticar la euforia gubernamental por sus declaraciones sobre los resultados de la última EPA. Así que no hay más remedio que hablar del tema EPA.

Porque, de pronto, la EPA ya no parece esa mosca cojonera con la que cada trimestre se podía “machacar al Gobierno” porque dejaba con el pompis al aire “los sesudos estudios” sobre la tasa de empleo que publica todos los meses el INEM (el propio Gobierno). Así que por arte de birlibirloque la EPA se ha convertido en un extraordinario medio por el cual, de ahora en adelante, todos y el Sr Rajoy el primero, nos enteraremos de la verdad del barquero sobre la situación del empleo, vía EPA. ¿Sí? Vale. Estaremos atentos a la pantalla.

Cazón en adobo en el Bar Las Flores 2 de Cádiz

También parece obvio que esa avalancha de gente en las zonas costeras el último sábado de julio con unas ganas locas de dejar atrás aunque solo fuera por un rato los sacrificios impuestos por el austericidio para darse un merecido “homenaje” y disfrutar un poquito de nuestro tradicional estilo de vida, está en relación directa con esas cifras de empleo proclamadas por la EPA y el hecho comprobado de la calidad de ese empleo: muchos camareros/as, cocineros/as y personal de servicios en general. 

“Pero sobre este aluvión de cifras positivas hay varias sombras que son las que explican, en buena medida, la fuerza con la que ha aumentado el número de ocupados, que ha llegado a sorprender a los analistas recopilados por Bloomberg, que esperaban una recuperación menor. Esas sombras se aglutinan en un concepto: precariedad. La devaluación salarial, la reducción de los costes de despido traídos con la reforma laboral, el tirón del empleo parcial y el repunte de la temporalidad se han traducido en un abaratamiento del trabajo e, incluso, en su reparto. Y eso no solo lo muestran las tasas de temporalidad y jornadas parciales, también lo demuestra el número de horas semanales trabajadas durante el segundo semestre de este año (577,8 Mill. de horas) ha bajado respecto al mismo periodo del año anterior (581,6 millones). Primera conclusión: hay menos trabajo pero se está repartiendo entre más gentes” .


CARTAS AL DIRECTOR 
Analizando los datos de la EPA 

EL PAIS, 26 JUL 2014

“ Cualquier reducción de la tasa de paro es motivo de satisfacción ante la situación económica que venimos padeciendo desde hace tiempo, aunque sería mucho más deseable si a ella contribuyesen otros indicadores que no fueran únicamente los asociados a los del sector servicios. 

Esta constante, que se repite año tras año tras los buenos datos de desempleo, evidencia un patrón rígido donde en lugar de apostar por sectores como el I+D+i que aportan un valor añadido, seguimos solazándonos con el modelo de sol y playa para luego darnos de bruces con la cruda realidad de septiembre.— Daniel García. Albacete.” 

“Yo no puedo tener tanta euforia como el Gobierno ante los datos de la EPA por varias razones. El aumento del empleo no se debe en absoluto a las actuaciones del Gobierno, dejando aparte la tan traída y llevada reforma laboral. Lo importante es la realidad. 

En el hospital General de Alicante se ha recortado en los tres últimos años el 50% del dinero dedicado para cubrir el personal durante las vacaciones, por no hablar de las privatizaciones que automáticamente conllevan disminución de personal. 

Según el INE, durante 2014 la emigración aumentó. Muchos miles de los que se fueron eran españoles. 

Es increíble el enorme esfuerzo realizado por los pequeños empresarios para crear empleo; pese a eso, las pymes destruyeron aproximadamente 100.000 empleos durante 2013. El apoyo del Gobierno a los emprendedores se queda en agua de borrajas simplemente porque la ciudadanía no tiene dinero para gastar; por otro lado, los apoyos del Gobierno a las grandes empresas llevan a una competencia totalmente desleal. 

Podría decir muchas más cosas, pero le hago una pregunta a nuestro presidente: ¿De qué se alegra exactamente?— Manuel Mendiluces Solivelles. Alicante.” 

Mientras el pasado jueves entraban al acto en la Casa de América (un evento cuidado con el máximo detalle) la ministra de Trabajo, Fátima Báñez, le decía al Sr Rajoy: “al fin un respiro”, 

Hasta la semana que viene


lunes, 21 de julio de 2014

SER COMPETITIVOS

Estábamos en que “La creación de empleo sólo puede abordarse seriamente mediante acciones contundentes de estímulo a la demanda. Las empresas no se decidirán a crear puestos de trabajo de forma significativa hasta que sus expectativas de ventas y, por tanto de ingresos, sean favorables. Las bonificaciones y las desgravaciones no sustituyen las expectativas de beneficios”

En román paladino: que tal como está montado el tinglado, si la gente no compra a las empresas les falta “el combustible” que las haga funcionar, por mucho que exporte, ya que las importaciones contrarrestan el efecto exportador.

Y a mi teoría, un empresario, colega en Linked-in, contestaba:

“Coincido plenamente con tu conclusión Manuel, yo como empresario sólo pienso en mis clientes y en la forma de dar servicio a sus demandas, si éstas no existen, ¿para qué quiero yo subvenciones a la contratación?
Hay dos políticas que se antojan fundamentales:
1-Bajada de impuestos. El consumidor ha de tener más dinero en el bolsillo y las empresas ser más competitivas.
2-Reestructuración de la deuda. Un porcentaje muy alto de población y de empresas, están en mora por las condiciones asfixiantes de la deuda.”

Y en el post de la semana pasada dejaba que el lector, de acuerdo con sus pensamientos, eligiera entre las políticas de Demanda (Keynes) o las de Oferta (Hayek). Siempre desde la óptica de “tener más dinero en el bolsillo”, para poder consumir los productos y servicios que ofrece la empresa, para que se pueda cerrar el círculo virtuoso Producción-Consumo-Producción. 

Y en ese orden de cosas, decía nuestro amigo empresario que “las empresas deben ser más competitivas”.

Nada más cierto. Pero, ¿qué quiere decir ser competitivos?

Según el Profesor de la Universidad Complutense, García Echevarría, es crear barreras permanentes frente a los competidores. 

La única forma que tiene una empresa para subsistir a medio y largo plazo en los mercados tan competidos como hoy. Y para logarlo debe alcanzar los niveles adecuados de competitividad, lo cual implica tres aspectos claves:


· Racionalidad económica. Los recursos de la empresa deben gestionarse bajo criterios económicos, para que no se produzcan despilfarros y pueda alcanzar altos niveles de Productividad.

· Capacidad de adecuación al entorno. Si la empresa no responde de manera rápida y flexible corre el riesgo de ser aniquilada del mercado por los competidores más agresivos. 

· Capacidad de dirección y organización. Que eleve los niveles de eficiencia en los aspectos relacionados con la dirección y gestión de los recursos.


Bien, como puede observarse la Competitividad está totalmente en manos de la Dirección de la Empresa que es la que realiza directamente, u ordena, la gestión de los recursos, que como hemos visto al referirnos a la Productividad no solo son Recursos Humanos. Se puede ser más competitivos, por ejemplo, teniendo acceso a unos costes energéticos (electricidad) más baratos. Por eso no se explica que de la misma forma que los empresarios; en general, presionan al Gobierno para que intervenga en la reducción de los costes laborales no hagan lo mismo para que les solucionen de una vez el problema tan enorme que tienen con los costes energéticos.

Posiblemente sea porque todavía las empresas de toda la vida sigan haciendo “la cuenta de la vieja” para medir su competitividad-productividad y se olviden de todo lo demás. Es decir, dividiendo la facturación o producción total por el número de empleados de la empresa, sin tener en cuenta ningún otro tipo de recurso. Por ejemplo:


               Producción total:        1.800.ooo metros/año
                                                      -------------------------- = 30.000 metros/hombre
               Núm. empleados                         60


Esto es así todavía en muchas empresas en los tiempos que corren, y en realidad no existe un baremo real de medición del rendimiento, sino que en función de la costumbre, más o menos establecida, y de la rumorología del sector correspondiente, poco a poco se impone que el cociente de metros, kilos, litros, etc./hombre de las empresas que funcionan mejor son el objetivo a conseguir. 

Como se puede observar, un sistema que echa sobre las espaldas del factor humano de producción toda la responsabilidad de la competitividad de la empresa, y libera a la Dirección (que quizás debería darse una vuelta de nuevo por la Escuela de Negocios) de reconsiderar cualquier replanteamiento, cambio o innovación en el modelo de negocios de la empresa.


Hasta la semana que viene

lunes, 14 de julio de 2014

MÁS VALOR POR DINERO

El post de la semana pasada, “Vuelven los ninis”, lo acababa con las siguientes conclusiones:

“La creación de empleo sólo puede abordarse seriamente mediante acciones contundentes de estímulo a la demanda. Las empresas no se decidirán a crear puestos de trabajo de forma significativa hasta que sus expectativas de ventas y, por tanto de ingresos, sean favorables. Las bonificaciones y las desgravaciones no sustituyen las expectativas de beneficios”. (El País-Editorial. 5-julio-2014)

Y el colega de Linked-in, Bruno Rodríguez López, además de leerme, tuvo la gentileza de contestarme con el siguiente comentario:

“Coincido plenamente con tu conclusión Manuel, yo como empresario sólo pienso en mis clientes y en la forma de dar servicio a sus demandas, si éstas no existen, ¿para qué quiero yo subvenciones a la contratación?
Hay dos políticas que se antojan fundamentales:
1-Bajada de impuestos. El consumidor ha de tener más dinero en el bolsillo y las empresas ser más competitivas.
2-Reestructuración de la deuda. Un porcentaje muy alto de población y de empresas, están en mora por las condiciones asfixiantes de la deuda.”

Bien, yo creo que el amigo Bruno hace un planteamiento correcto y coherente, y su punto de vista es tan respetable como cualquier otro. Pero es probable que alguien no esté de acuerdo por completo con sus puntos de vista y quiera expresar sus ideas sobre el tema, porque solo con una treintena de palabras nos dice un montón de cosas.

Así que en este post voy a intentar plantear la cuestión desde la óptica de las relaciones comerciales entre el cliente actual y la empresa; o más bien, sobre el dinero como medio para que el cliente pueda cubrir sus necesidades o realizar sus deseos. Y en próximos artículos me ocuparé de la competitividad de la empresa moderna y de la Deuda Pública. 

1.- La demanda: el cliente debe tener más dinero en el bolsillo.

En 2008 comenzó la crisis que aún persiste. La burbuja inmobiliaria trajo el desplome de la venta de viviendas hasta extremos inconcebibles. Los bancos, que además de co-guionistas de la historia eran protagonistas, creyeron poder minimizar los daños de su consiguiente Crisis Financiera cerrándoles el grifo a particulares y empresas, hasta el punto de que cientos de pymes ya no podían ni descontar los documentos de cobro de sus ventas. Así, muchas empresas dejaron de vender y en consecuencia de producir, lo cual supuso miles de Eres, casualmente coincidiendo con la Reforma Laboral. Y con una brutal avalancha de parados, la mayor preocupación del 76,8% de los españoles.

Con mucho menos dinero en circulación en la Economía Real la Demanda en general cayó en picado y la gente solo compraba lo imprescindible. Los que tenían dinero, ante la incertidumbre existente, preferían diferir sus gastos y ahorrar hasta que llegaran tiempos mejores. 

Y todo ello a pesar de que antes de la crisis muchas empresas percibieron que el cliente estaba mucho más informado (seguramente debido a Internet), y por eso bastantes empresarios cambiaron sus relaciones comerciales comenzando a tratar al comprador de acuerdo con las teorías de la moderna literatura empresarial sobre la innovación de los modernos modelos de negocios. 

Por ejemplo, antes, algo tenía valor si funcionaba, si tenía Calidad; hoy también, pero no es suficiente. En la actualidad, y sobre todo en las relaciones B2C, los clientes pretenden, o más bien exigen, Más Valor por su dinero, y como ya sabemos que el dinero escasea la cuestión está en saber qué se entiende por Valor y cómo se le proporciona al cliente.

El Valor es el conjunto de todos los beneficios que se le aporta al cliente menos los costos (dificultades) que tiene para conseguirlo. Por tanto, el proceso de creación de valor consiste en aumentar los beneficios percibidos por el cliente o disminuir los costos totales que soporta (y no solo los costos económicos). 

Los Costos que se enfrentan a estos Beneficios son el conjunto de “obstáculos” que tiene que salvar el cliente para disponer del producto o servicio. Y hoy, estos costos, fundamentalmente son: Precio, tiempos de espera, colas, desplazamientos, mala atención, incomodidades, esfuerzos y otros similares. En cambio, estos son los 

BENEFICIOS EXIGIDOS POR EL CLIENTE ACTUAL


Es decir, la evidente escasez de dinero continúa frenando los gastos de muchos clientes y consumidores para satisfacer sus necesidades o deseos. De ellos o de sus familias. Con la consiguiente caída de ventas de muchas empresas y el peligro que ello conlleva para el mantenimiento de plantillas en esas empresas y sus auxiliares o colaboradoras. 

Pero, a sensu contrario, un sinfín de empresarios que no levantan cabeza son incapaces de reconocer que la culpa en muchos casos es de ellos mismos, por estar anclados en los antiguos métodos de gestión empresarial, y sobre todo comercial. Deberían dar un salto cualitativo hacia la moderna gestión para intentar que sus empresas no se vean abocadas a la sangría de despidos que, paradójicamente, son el anticipo de la bajada de persiana

Mientras tanto, convendría echarle una miradita a las dos corrientes más importantes del siglo XX (por supuesto todavía vigentes) sobre la forma de conseguir que el cliente pueda tener más dinero en su bolsillo: Políticas de Demanda o de Oferta, y que cada cual, en función de sus intereses, decida cuál de las dos le parece la más adecuada. 



 Hasta la semana que viene

lunes, 7 de julio de 2014

VUELVEN LOS NINIS

En junio ha hecho un año de la presentación del informe 'Panorama de la Educación 2013' de la OCDE (correspondiente al curso académico 2010-2011) que efectuó Montserrat Gomendio, secretaria de Estado de Educación, quien entre otras cosas afirmó que las "deficiencias del sistema educativo español no están en los universitarios, ya que tenemos una proporción mayor de estudiantes que obtiene Educación Terciaria que la media de la OCDE, sino en la base". Es decir, en esos estudiantes que no consiguen el título de la ESO o que no continúan sus estudios más allá de los 16 años. "Hemos mejorado favorablemente, pero no tan rápido como la media de la OCDE; es en esa etapa donde hay que concentrar los esfuerzos".

El informe también daba bastantes datos sobre el fenómeno de los 'ninis': uno de cada cuatro jóvenes de entre 15 y 29 años no estaba empleado ni en educación o formación, según la OCDE, que también señala que "cuando el mercado laboral se deteriora, los jóvenes que realizan la transición de la escuela al trabajo son a menudo los primeros en encontrar dificultades". En 2010 el 23,8% de los jóvenes de estas edades eran 'ninis'. Hoy son el 24,4%. El promedio de 'ninis' de la OCDE es del 16%. Un año antes era del 15,8%. (Como se puede apreciar, las diferencias no parecen tan escandalosas como para dramatizar el asunto). Pero, en fin…

En España, a los medios de comunicación “amigos” (de unos o de otros), ya con la crisis avanzada le dieron por demonizar a la juventud que fue pillada de lleno por la crisis, motejándola con el apelativo de ninis (ni estudian ni trabajan). Y el argumento más corriente era que muchos habían dejado los estudios a cambio de los 500 o 600 euros semanales que les reportaba el andamio de las viviendas en obra de la costa mediterránea. Y, claro, estallada la burbuja inmobiliaria se bajaron del andamio, y ¿cómo se volvía a las aulas? Entre las prestaciones por desempleo y la esperanza de que “esto no puede durar mucho y si no hay obra trabajaremos en otra cosa” fue pasando el tiempo, y muchos se quedaron “en tierra de nadie”, ni trabajo ni libros. Señoras y señores he aquí a los ninis.


Bien, pues en el marco de medidas urgentes para el crecimiento, la competitividad y la eficiencia el Consejo de Ministros aprobó el pasado viernes la regulación de la denominada Garantía de Empleo Juvenil, que consistirá en un registro telemático único para toda España y para las Administraciones estatal y autonómicas, en el que se inscribirán los menores de 25 años que ni estudian ni trabajan para recibir en el plazo aproximado de cuatro meses una oferta de empleo o formación. El Gobierno calcula que hay unos 845.000 jóvenes en esta situación. 

La ministra de Empleo, Fátima Báñez, ha anunciado una batería de incentivos a las empresas que contraten a estos jóvenes. La principal ayuda serán 300 euros mensuales durante seis meses por cada contratación indefinida de uno de estos ninis. Esta bonificación será compatible con todas las ayudas ya vigentes incluidas en la Estrategia de Emprendimiento y Empleo Joven y estará vigente hasta el 30 de junio de 2016. 

Por parte de la empresa que opte a esta ayuda, deberá suponer un nuevo empleo neto en la empresa y el contrato deberá ser indefinido. Si fuera a tiempo parcial, la bonificación mensual será de 150 euros si el recorte de la jornada es del 50% y de 225 euros mensuales en el caso de que la reducción de la jornada sea solo del 25%. 

Bueno, será cosa de estar “atentos a la pantalla” porque en un plazo muy breve han aparecido una serie de conceptos, propuestas, promesas y cifras que el tiempo, muy corto, al parecer, se debe encargar de confirmar. Mientras tanto, dejo ahí esa “sentencia” en la que, yo por lo menos, creo más efectiva que algunas apresuradas normativas que, poco a poco, se van acumulando, Seguramente porque estamos en tiempos preelectorales. 
La creación de empleo sólo puede abordarse seriamente mediante acciones contundentes de estímulo de la demanda. Las empresas no se decidirán a crear puestos de trabajo de forma significativa hasta que sus expectativas de ventas y, por tanto de ingresos, sean favorables. Las bonificaciones y las desgravaciones no sustituyen las expectativas de beneficios
Hasta la semana que viene

miércoles, 2 de julio de 2014

DISTRIBUCIÓN DE LA RENTA

La pasada semana comentaba la reforma fiscal desde la óptica electoralista, pero otra importante lectura que podemos hacer de este asunto está directamente relacionada con la cuestión redistributiva de la renta ciudadana. Más o menos como trata de expresarlo el siguiente párrafo: 

“El Gobierno ha hecho públicas las medidas tributarias que pretende aprobar en las próximas semanas y que, para el ministro de Hacienda, representan una reforma global e integral de nuestro sistema tributario. Conviene, antes de entrar a valorar dichas medidas, dejar clara una cuestión conceptual: la política fiscal hay que analizarla como una unidad, es decir, los ingresos y los gastos conjuntamente porque en su conjunto cumple una de las funciones encomendadas al sector público, como es la redistribución de la renta y la riqueza. En España, se confunde en muchas ocasiones política fiscal con política impositiva. Consiguientemente, se le llama reforma fiscal a lo que en realidad es una reforma de los impuestos.”

Desde el punto de vista social, el reto debería ser reducir los desequilibrios que amenazan con dejar a un número inaceptable de personas fuera de lo que entendemos no solo como el Estado del Bienestar sino simplemente con el hecho de que determinados sectores, hoy prácticamente excluidos, puedan llevar una vida mínimamente digna, y que negara afirmaciones como esta: 

“En definitiva, una política fiscal tremendamente injusta que incrementa la brecha social y económica de nuestro país que ya, de por sí, es grande y creciente, puesto que, los perdedores de la política fiscal del Gobierno son las rentas más bajas y medias que son los principales beneficiarios de los servicios que ofrece el Estado del Bienestar y los que más sufren las consecuencias de un incremento de la imposición indirecta y, por el contrario, los ganadores son las rentas más altas. En conjunto, la política fiscal resultante es una transferencia de renta de los trabajadores y las rentas medias a los más ricos.”

Y que colectivos tan importantes como el de Autónomos tengan que soportar tomaduras de pelo como la que nos muestra la siguiente viñeta.


“España es el país de la UE donde más ha aumentado la diferencia entre ricos y pobres. Con una peculiaridad: en otros países, los más ricos se han hecho mucho más ricos, y por eso ha crecido la desigualdad; pero en España, son los pobres los que se han hecho más pobres. “Siempre hemos estado en la franja alta de la desigualdad, pero nunca tan alto”, afirma Ignacio Sánchez Cuenca, profesor de Sociología de la Universidad Carlos III. En España, los millonarios han aumentado poco; son las rentas medias y bajas las que se han hundido”. 

Los datos son elocuentes. Las cifras de Eurostat indican que el 20% más rico de España gana unas 7,2 veces más que el 20% más pobre. En Francia, 4,5. En Suecia, 3,7. La media europea se sitúa en el 5,1. Y las cifras del FMI abundan en esta misma dirección…” 


Hasta la semana que viene.

Mi foto
Si no se acaba de una vez con el desequilibrio entre el ser humano y la naturaleza, nuestros descendientes no querrán ni recordar nuestros nombres.