jueves, 7 de enero de 2021

IMPREVISIBLE-21 TRAS EL CAÓTICO-20

“España ha sufrido dos veces las consecuencias de negar la evidencia científica; de la lentitud, de la improvisación, de la ausencia de humildad. ¿Puede no haber dos sin tres? Desde hace semanas, la comunidad científica viene avisando del riesgo que contienen las fechas a las que nos acercamos. Advierten con un tono más cercano a la desesperación que a la preocupación. Afirman que los encuentros navideños pueden cebar la emergencia de la tercera ola (…) Pasó en febrero, pasó desde julio y puede estar ocurriendo de nuevo precisamente ahora, justo antes de las Navidades. Mientras, a modo de advertencia, salen a flote las consecuencias de los movimientos que hubo durante el puente de la Constitución.”

El artículo precedente fue publicado por Álvaro Pombo, el 19-12-2020, en su sección diaria “Crisis-Covid 19”, del periódico El Confidencial.

Bien, pues el martes 5, anteayer, solo 17 días después, remachó el tema en la misma sección del periódico con otro artículo, titulado:


‘TERCERA OLA. ¿QUÉ SABEMOS?’
(Tres velocidades en juego)

1ª. Comportamiento social

2ª Transmisión vírica 

3ª Proceso de vacunación. 

Primera. Porque tenemos reciente el precedente del día de Acción de Gracias norteamericano sabemos que los encuentros familiares y sociales comienzan a reflejarse en el aumento de casos entre 10 y 11 días después. Por tanto, los números aquí de estos días no son del todo fiables. Pronto veremos el impacto real de Nochebuena y Navidad. Después, el de Nochevieja y Reyes. Las celebraciones navideñas, la imprevisión y la descoordinación pueden traer a nuestro país la cuesta de enero más dura en nuestra historia reciente

Segunda. Hay dos variantes de covid-19 y sabemos que son entre un 50 y un 70% más transmisibles. Crecimiento exponencial. Mayor número de fallecimientos y riesgo de colapso hospitalario.

Tercera. Hace falta tiempo para que la vacunación empiece a marcar la diferencia. El comienzo del proceso está siendo peor que flojo.

Tres consecuencias. 

Una. En España, la tercera ola doblará la esquina a partir del martes que viene.

Dos. En Europa, van a prolongarse los confinamientos o aplicarse restricciones más duras a muy corto plazo.

Tres. Prueba dura para el mundo desarrollado. Como mínimo, hasta el verano.

Bueno, pues ya están aquí de nuevo las consecuencias, Y es que fue comenzar a ponderar las vacunas y mientras subían los valores de la bolsa involucrados, en idéntica proporción se relajaba el personal, como si no lo estuviera ya bastante. Porque es evidente que hay mucha gente que están negadas para entender todo lo que no huela a ocio o a fiestas. Parece que hay que aceptar que una buena parte de esta sociedad antepone las tradiciones al miedo. Así que es probable que haya que dejar de llamar agoreros a los que pronostican que, si llegara otra plaga, del tipo que fuere, volvería a cogernos en pañales. Y ojalá que la nueva variante británica del virus, que asola a llanitos y españoles en el Campo de Gibraltar, no sea un anticipo de tales percepciones.

Solo hay que pensar en el horror de las cifras de personas fallecidas, contabilizadas o no, y en las secuelas que les quedan a los que se salvan, mientras hay gente que no entiende la imperiosa necesidad de cumplir con las mínimas normas establecidas para tratar de evitar el contagio y poner en peligro a los demás. Por eso, es difícil comprender que el mero hecho de encontrar una mesa y cuatro sillas vacías en una terraza sea una especie de visado para que, al sentarse, todos se despojen de las mascarillas y se coloquen tan solo a medio metro de distancia, aunque no convivan entre sí, dure lo que dure el encuentro. Y este es solo un mínimo ejemplo de la gente que más o menos actúa con cabeza. No entro en esas fiestas clandestinas promovidas por no se sabe quién. ¿O sí se sabe?


Hasta el próximo post no entraré en la Economía Empresarial ni en mi visión de la relación con la Política, pero sin entrar en el carajal de las consabidas broncas, más o menos artificiales o teatrales, entre el gobierno central con otros partidos y los 17 reinos de taifas, todos ellos intentando coger la batuta para marcarnos el compás, dejo aquí una noticia que me llamó la atención. Solo por comparar opiniones entre regímenes similares: 

“El rey Carlos Gustavo de Suecia (a sus 73 años) ofreció la semana pasada un inesperado veredicto sobre la controvertida estrategia de su país para enfrentar la pandemia: "Creo que hemos fracasado". La tradicional alocución navideña del monarca sueco en la televisión pública SVT se transformó en un inusual 'mea culpa' por el alto impacto del covid-19 en el país —especialmente, entre las personas mayores—, donde la segunda ola está superando las previsiones de las autoridades y amenaza con desbordar el sistema sanitario sueco.” 

Hasta la próxima.

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Si no se acaba de una vez con el desequilibrio entre el ser humano y la naturaleza, nuestros descendientes no querrán ni recordar nuestros nombres.