viernes, 15 de mayo de 2015

LA BÚSQUEDA ACTIVA DE EMPLEO

"Ahora que Risto Mejide ha vuelto al trabajo con un pograma de conversaciones en Antena 3, creo que este es un buen momento para recordar el post que publicamos aquí el 26 de agosto de 2013, titulado 

"LA BÚSQUEDA ACTIVA DE EMPLEO (I)"
Yo creo que este pegadizo y manoseado concepto, encierra una tramposa redundancia: “Búsqueda-Activa”. Porque además de que “buscar” es un verbo “activo” (supone acción) buscar pasivamente no sería buscar, sino esperar que caiga la breva

Sin embargo, a pesar de la que está cayendo, mucha gente no lo entiende: siguen “buscando trabajo pasivamente” (aquí no hay redundancia sino una  contradictio in terminis). Muchos creen que con enviar un currículum y confiar en la suerte para ser elegidos entre los miles que circulan al olor de la mínima oferta (o sin ella) o que alguna empresa se ponga en contacto contigo en la red, entre las cientos de demandas y la escasa oferta laboral existente, ya han cumplido el expediente. Vamos, no parece que la cosa tenga demasiado sentido.

El publicista barcelonés Risto Mejide, recientemente famoso por sus apariciones públicas en  programas más o menos frívolos y por sus declaraciones en el Debate de los sábados del canal de televisión Tele 5, ha escrito en el Blog Eternity un polémico artículo (según se deduce de los mismos comentarios llegados al Blog) que ha titulado “No busques trabajo”, en el que por esnobismo o por afán de notoriedad se atreve con unas cuestiones que mucha gente debe conocer pero no las publican:  “Por eso me atrevo a darte un consejo que no me has pedido: tengas la edad que tengas, no busques trabajo. Buscar no es ni de lejos el verbo adecuado. Porque a lo único que te arriesgas es a no encontrar. Y a frustrarte. Y a desesperarte. Y a creerte que es por tu culpa. Y a volverte a hundir. No utilices el verbo buscar. Utiliza el verbo crear. Utiliza el verbo reinventar. Utiliza el verbo fabricar. Utiliza el verbo reciclar. Son más difíciles, sí, pero lo mismo ocurre con todo lo que se hace real. Que se complica… No busques trabajo. Sólo así, quizás, algún día, el trabajo te encuentre a ti.” 



Y en el mismo orden de cosas el catedrático de Economía Aplicada Don Santiago Niño Becerra, otro personaje que no tiene pelos en la lengua para llamarle a las cosas por su nombre aunque no a todos les caiga bien, escribe:

“Un lector me remite un link a un artículo en el que se dice por activa y por pasiva que lo que hay que hacer, por encima de todo, es fomentar la creación de empleo. Cosas como esa están bien, lo que sucede es que nadie dice cómo hacerlo o dicen cosas prácticamente imposibles de llevar hoy a término. Porque lo único cierto en relación al tema del desempleo del factor trabajo es que cada vez se necesita una menor cantidad del mismo para fabricar la cantidad de lo que en aquel momento sea necesario y con la calidad que sea precisa. Cada vez se necesita menos factor trabajo y cada vez se va a necesitar menos a medida que se vaya profundizando en la búsqueda de la eficiencia y a medida que vaya disminuyendo el catálogo de bienes fabricados. En otras palabras, el planeta tiene que irse acostumbrando a un desempleo estructural muy elevado y con una tendencia directamente al alza” .


Y es que si en ocasiones debemos recurrir a las opiniones de personajes públicos, que por los motivos que sean no caen demasiado bien “a la parte más seria de la sociedad” pero dicen verdades como puños, deberíamos hacer abstracción de los prejuicios establecidos y atender a los argumentos que exponen cuando se refieren a cuestiones que afectan a tanta gente, y que sería imposible oírlas de voces procedentes del interior del establishment. En definitiva, que sigue valiendo el aserto de D. Antonio Machado: “la verdad es la verdad dígala Agamenón o su porquero “. 

¿O no es verdad que hay muy poco trabajo y cada día habrá menos porque se producen más unidades de lo que sea en menos tiempo y con menos gente? ¿O no es verdad que asistir a un casting para conseguir un empleo, la mayoría de las veces a un precio casi irrisorio, es un martirio chino? 


Sin embargo, a pesar de lo dicho más arriba, debo reconocer que una de las cosas que más me llaman la atención de forma positiva en el sorpasso digital versus analógico es la gran aceptación de determinados vocablos en las redes sociales. Por ejemplo, la proliferación del término empleado que prácticamente ha marginado a trabajador, a pesar de las connotaciones histórico-políticas que el concepto trabajador arrastra. El Sistema estará muy feliz: otro problema que parece que se aleja. 

No obstante, hay mucho de remake. Hace más de sesenta años las denominaciones que el vulgo utilizaba aquí para clasificar las categorías laborales eran: jefe, empleado y operario. El jefe, como su nombre indica, era el que mandaba. El operario era el obrero puro y duro (el cuello azul de los anglosajones), eufemísticamente llamado productor por los políticos. Y el empleado (cuello blanco), era el administrativo, delineante o comercial, que normalmente ganaban más que sus colegas de talleres. 

Hasta la próxima semana.

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Si no se acaba de una vez con el desequilibrio entre el ser humano y la naturaleza, nuestros descendientes no querrán ni recordar nuestros nombres.