lunes, 9 de septiembre de 2013

¿BURBUJA O POMPA?

Esto de los buscadores de Internet es como jugar al Dominó: una ficha te lleva a la otra. La semana pasada tropecé con un artículo de Javier Megías, de 28 de agosto, titulado Una burbuja de emprendimiento. Me picó la curiosidad y enlazando fichas encontré en Google otro de un tal Juan Macías (completamente desconocido para mí), que el 30 de Junio había escrito en su blog que hay una Burbuja Emprendedora

Demasiadas burbujas, pensé. Así es que tuve el presentimiento de que ambos habían bebido de la misma fuente. Seguí rastreando las fichas con las que habrían enlazado y, efectivamente, se trataba de un post de alguien más conocido: Alejandro Suárez Sánchez-Ocaña: “Próxima burbuja: emprendimiento”. Había descubierto el manantial. 

Por eso terminaba mi post anterior con estas palabras: 

“…En mi post de la próxima semana me voy a permitir la osadía de decir lo que pienso sobre la actitud de estos aprendices de brujos, que ahora apostatan y reniegan del Emprendimiento cuando hasta hace cuatro días ellos eran los que más lo alababan, hasta el punto de que en sus publicaciones y charlitas (por las que cobraban) decían que Emprender una empresa propia, solo o en compañía, es la única salida que existe en España para acabar con el Paro. Y para más inri, han dejado montones de testimonios, negro sobre blanco, en los que es fácil comprobar que en este país de nuestros pecados lo siguiente a la incoherencia es el papanatismo.” 

Bien, pues ya estamos en “la próxima semana” y este es el post prometido. Y empiezo reafirmándome en que la única salida que tiene España para devolver la esperanza a millones de españoles está en el Emprendimiento, en autoempleo o en sociedad, pero creando nuevas empresas. Es la única manera de generar empleo; porque las que funcionan hoy solo contratan al personal imprescindible, ya que piensan que al admitir a más gente perderán lo que creen, erróneamente, que es “su ventaja competitiva”. Por eso, me atrevo a afirmar que nunca jamás absorberán ni la ínfima parte del paro existente en España, y a las cifras me remito. 

Así que, aun a costa de hacerle una gratuita e inmerecida publicidad al Sr. Sánchez-Ocaña, voy a intentar desenmascarar, de la manera más simple posible, una de las mayores falacias en que puede haber incurrido este personaje. Vaya por delante que no tengo nada contra él, todo lo contrario, le tenía cierto respeto intelectual desde que leí uno de los mejores libros que se han publicado en España sobre el Emprendimiento: “Ha llegado la hora de montar TÚ empresa” (Ediciones Deusto, 2011). Hasta que la semana pasada descubrí su burbujeante articulito. 

Por eso, ruego al atento lector que una vez leído el artículo, analice con detenimiento una de las más trabajadas campañas de promoción realizadas en España sobre un libro, al cual le debe la notoriedad alcanzada. Comparen los principales pasajes del libro con las afirmaciones que ahora vierte en su artículo de El Confidencial. (Especial mención merece el apartado “vídeo” de la citada página de promoción). 

Resulta gracioso que en el párrafo 5º del citado artículo nos deje la siguiente perla: “Recuerdo los comienzos del boom de la telefonía móvil. Hace ya muchos años, pero me impactó el día que descubrí cómo si tomabas una copa por la noche en un local en la calle Serrano de Madrid, te daban un teléfono móvil sólo con la condición de darlo de alta. Era la caza y captura de un cliente para el que había espacio: todos éramos potenciales usuarios y podíamos tener un teléfono móvil.” 

Y aunque su artículo es egoísta y excluyente, lo cual “tiene muy contentos” a los asesores, profesores y mentores de los cursos y másteres para Emprendedores, resulta paradójico aunque no extraño, que ponga ese dudoso ejemplo de los móviles, porque le recuerdo que en lo que va del presente año, en dos tiradas mensuales casi continuadas de la revista Emprendedores, regaló dos ejemplares tamaño bolsillo de su libro en sendas bolsas de plástico y Gratis Total. O sea, que los potenciales usuarios (lectores) de la revista también están en caza y captura por el Sr. Sánchez-Ocaña, con su “Ha llegado la hora de…”, y sin tener que darlos de alta como los móviles. 

Y por último, le sugiero tanto a él como a sus imitadores que distingan entre burbujas reales y pompas de jabón, porque en la vida hay cosas que tienen las patas muy cortas.

Por tanto, deberían meditar en profundidad sobre una estrofa del poema Cantares, de Don Antonio Machado, que les viene que ni pintada: 

Nunca perseguí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.

Hasta la próxima semana.

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Si no se acaba de una vez con el desequilibrio entre el ser humano y la naturaleza, nuestros descendientes no querrán ni recordar nuestros nombres.