lunes, 7 de abril de 2014

EL VALOR DE LA INDUSTRIA

A veces, los que nos dedicamos a juntar letras, con mejor intención que acierto, tenemos la impresión de que alguna vez nos leen algunos personajes que escriben asiduamente en los medios públicos de gran difusión. Y ello se debe a que vemos mucho mejor reflejadas nuestras ideas en las bien hilvanadas frases con las que ellos se expresan en sus escritos.

Como, por ejemplo, me sucedió ayer mismo a mí, cuando descubrí un artículo del Sr. Antón Costas, catedrático de Economía de la Universidad de Barcelona, publicado en El País Negocios, titulado “La industria nos salvará”, y cuyo leit motiv es: 

“Hay que articular una alianza entre producción, conocimiento y empleo que reduzca el paro y la desigualdad.” 


Dicho artículo me ha producido una gran satisfacción por las coincidencias de criterios con las opiniones que desde hace casi un año vengo yo dejando en este blog, todas con el mismo fin: tratar de hacer llegar a quien corresponda que el reparto de la tarta debería ser más justo, para tratar de evitar el sufrimiento de tanta gente que lo está pasando fatal. Así, si el Sr. Costas dice en su artículo:

“El desarrollo español de los años sesenta y setenta del pasado siglo es un buen ejemplo de cómo la industrialización manufacturera expandió el crecimiento y generó ocupación de calidad…”

Y yo decía hace unas semanas:

“Y es que parece que nuestros dirigentes no aprenden de la Historia. Ni de lo malo ni de lo bueno. Ahora hace cincuenta años (fue a mediados de los sesenta) que aquí se vivía, en algunos aspectos, una situación similar a la actual, aunque entonces se venía de unos tiempos oscuros mucho peores que ahora (años 40 y 50, los posteriores a la Guerra Civil) y aquí no había de nada. Pero debido a la presión de unos tecnócratas del Opus Dei, con D. Laureano López Rodó a la cabeza, consiguieron que Franco aflojara y permitiera una apertura del Régimen al exterior, por la que se iba a dejar atrás el sistema autárquico: “yo me lo guiso, yo me lo como”. Lo malo era que como no había nada que guisar la gente no se podía quitar el hambre ni a bofetadas.”

Sigue el Sr. Costas: 

“Los retos a los que se enfrenta la sociedad española son fenomenales. El principal es el desempleo. Otro, la desigualdad…”

También Xavier Vidal Folch, en su artículo “Todo contra la industria”, dice:

“Solo la industria crea empleo de calidad, estable, correctamente pagado y socialmente cohesionador. Lo han descubierto en la escuela alemana hasta los británicos, que despeñaron sus manufacturas para descubrir la dudosa panacea de unos servicios -sobre todo financieros— donde ha fructificado la Gran Recesión.” 

Y el pasado 17 de marzo remataba mi post “A menos industria más paro”, con las siguientes palabras: 

“Moraleja: sin Industria no hay nada que hacer y, de momento, nada le puede hacer sombra.”

Y el Sr. Antón Costas, termina su artículo de esta forma, tan exenta de ideología:

“Además de la capacidad para lograr acuerdos políticos y sociales favorables al crecimiento y al empleo, la industria genera virtudes cívicas benéficas para la democracia. Por eso, los países desarrollados están volcados de nuevo en favorecer la reindustrialización. La industria nos salvará.”


Hasta la semana que viene.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Mi foto
Si no se acaba de una vez con el desequilibrio entre el ser humano y la naturaleza, nuestros descendientes no querrán ni recordar nuestros nombres.