lunes, 11 de agosto de 2014

LAS PERSEIDAS

El 1o de agosto, día de San Lorenzo (al que martirizaron quemándolo en una parrilla) y los tres días siguientes, en general calurosos donde los haya, se contempla en el cielo el precioso espectáculo de estrellas fugaces que se conocen como perseidas, a razón de cien por hora, casi dos por minuto.

Días, por tanto, poco aptos para concentrar las neuronas en nuevos aspectos sociales y buenos para huir fugazmente al monte o a la playa a modo de perseidas. Por eso voy a aprovechar para hacer una pausa y traer aquí uno de los post de que más éxitos han tenido este año en el Blog, por ser un tanto intemporal. Y sobre todo, para los que no hayan tenido la oportunidad de leerlo en su publicación inicial o se hayan incorporado con posterioridad a mi red de contactos en Linkd in, donde se editan todos los lunes. 

ADIOS CLASE MEDIA, ADIOS
lunes, 21 de abril de 2014

A mediados de la semana pasada estaba buscando una noticia de finales del año pasado cuando en la sección de Cartas al director de un periódico de tirada nacional me tropecé con esto: 

“Ya se empiezan a ver los beneficios a medio plazo de la reforma laboral. Aunque no debemos ser hipócritas ni llevarnos las manos a la cabeza. Un ejemplo: se están quejando muchos del elevado precio de la nueva Play Station 4 (unos 400€), hay que añadir que muchos de esos que se quejan luego se indignan al saber que los balones de fútbol los tejen niños de la India o que el litio de las baterías es extraído por semi-esclavos en Perú, Sony dice que más barato no se puede, es decir, el cliente le pide que estruje más aún, es comprensible que hasta el trabajador asiático tiene sus límites. Apuesto a que la siguiente generación será fabricada en España videoconsolas última generación a 100 €.”

La verdad es que aunque a estas alturas ya no me extrañe de nada me llamó la atención tanto sarcasmo, y me propuse averiguar cuál era el motivo. Y buscando por aquí y por allá me encontré con que por esos días hubo un debate vivo tanto en la red como en la prensa escrita sobre cómo se está ensanchando en España la brecha salarial entre los sueldos altos y los bajos. Es decir, entre los directivos y los mandos intermedios y trabajadores. De tal forma que se está llevando por delante a la clase media a pasos de gigante. Prueba de ello es cómo se han desbocado por la parte alta de la pirámide los gastos suntuarios y de artículos de lujo, y por la parte baja, las estrecheces que están pasando la clase anteriormente llamada media para pagar las facturas y llegar a fin de mes y las calamidades de las clases bajas simplemente para poder comer.


Por esos días también se recordaba que el ínclito ministro Montoro, al ser requerido sobre este tema en el Congreso en una sesión de Control al Gobierno el miércoles 13 de octubre había dicho: “Los salarios no están bajando en España, sino moderando su crecimiento”. Esta frase, tan falta de rigor y de tacto político, se ha quedado como un lema grabado a fuego entre el personal crítico con las dudosas decisiones gubernamentales en los foros de los blogs y en las redes sociales. (La verdad es que el Sr Montoro está poniendo muy poco de su parte para que cese ese cachondeo de trazo grueso que se trae el personal con él. Debería hacérselo mirar). 

Y es que la gente ni es tonta ni habla a “humo de paja”. Lo que se estaba comentando en las redes obedecía a los resultados de un estudio realizado por la consultora ICSA , basado en 80.000 encuestas que revela que durante la crisis el salario medio de los directivos no ha parado de subir (salvo un descenso en 2009): en 2007 era de 68.705 euros brutos anuales y ha escalado hasta los 80.330. El de los mandos y empleados experimentaron una subida en 2008 y 2009 para volver a bajar a partir de entonces. Así el salario de los mandos intermedios se situaba en 2013 en 36.522 y el del resto de empleados, en 21.307 euros. En definitiva, hay que despedirse de la clase media. 

Hasta la semana que viene.


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Si no se acaba de una vez con el desequilibrio entre el ser humano y la naturaleza, nuestros descendientes no querrán ni recordar nuestros nombres.