martes, 9 de diciembre de 2014

LA DESCONFIANZA DEL CONSUMIDOR

La confianza de los consumidores españoles ha vuelto a caer en noviembre. Así lo ha hecho saber el CIS que resalta que el mes pasado descendió en 3,2 puntos situándose en 83,6. Exceptuando el mes de septiembre, desde julio la confianza de los consumidores ha ido cayendo.

En noviembre, la confianza de los consumidores descendió tanto en su percepción sobre la situación actual (3 puntos) como en las expectativas (3,4 puntos) en comparación con octubre. Según el CIS los consumidores españoles cada vez son más pesimistas de la situación económica de España, tanto la actual como la futura, así como en el empleo. El único dato “positivo” se registra en la situación de los hogares. 

El Indicador mensual de Confianza del Consumidor (ICC) lo elaboró en España el Instituto de Crédito Oficial (ICO) desde el año 2004 al 2011. Desde noviembre de 2011 lo elabora el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) a partir de una encuesta realizada por GfK Emer Ad Hoc Research a 1.400 consumidores, muestra que se amplió a 1.510 personas a partir del pasado septiembre de este año.

El ICC se calcula como media aritmética de los balances de la situación actual de la economía familiar, de la economía española y del empleo, respecto a la que existía hace seis meses, y de cada una de las expectativas para los próximos seis meses. Tanto el ICC, como los indicadores de situación actual y de expectativas se valoran entre 0 y 200 puntos. Por encima de 100, indica una percepción positiva de los consumidores y por debajo de 100 una percepción negativa. En el siguiente enlace se puede consultar una explicación más detallada dela metodología para calcular la confianza del consumidor.


Josep María Galí, profesor del departamento de marketing de la escuela de negocios Esade, es meridiano: no hay recuperación, hay estancamiento. Y la campaña navideña evolucionará en consecuencia. “Ha habido un proceso de contaminación de la opinión pública sobre la recuperación. Es una cuestión política, como cuando decían en 2009 que había brotes verdes. Una tontería”, asevera. La economía española, cree, ha tocado fondo en cuanto a caída de PIB se refiere. Y el paro ya no sube. “Pero estamos en una situación de estancamiento que durará muchos años. Y la confianza del consumidor sigue a la baja. No hay motivos para pensar que las cosas serán distintas al 2013”, concluye. 

Bien, pues aunque muchos estamos cansados de repetirlo hasta la saciedad, a los responsables de intentar arreglar este desaguisado parece que ni les va ni les viene: si no hay demanda interna, cuando pasen estos días tan señalados, se van a continuar cerrando muchas negocios y los nuevos que se abran si no hacen las cosas con mucho sentido tienen un futuro incierto, y ante eso sus promotores tratarán de contratar el mínimo personal posible, por lo que el paro no cederá. 

Y la gente seguirá sin poder gastar un euro. Los que no llegan a fin de mes, ni por blanco ni por negro (los hay a millares), porque bastante tienen con poder supervivir, y los que pueden gastar se lo piensan dos veces antes de comprar bienes prescindibles y solo gastan en lo estrictamente necesario debido a la incertidumbre que existe. Las compras que se pueden postergar se dejan para cuando estén las cosas más claras y baje la desconfianza. 

Le han visto las orejas al lobo tan de cerca que ya no se fían de nada ni de nadie. Es decir, la pescadilla se sigue mordiendo la cola: como el paro desciende de forma tan lenta el consumo está estancado, a pesar de los normales “arreones” consumistas propios de rebajas o de fechas muy señaladas. 

Por tanto, más bajadas de persianas y más gente al paro. Solo hay que pasearse un rato por el centro de las ciudades para ver los devastadores efectos producidos. Lo que sí funcionan son las empresas y negocios que se dedican a producir o vender productos de gama alta. Prueba de ello es cómo se han desbocado por la parte alta de la pirámide, los gastos suntuarios y de artículos de lujo. Lo único que funciona. 

Sin embargo, no se puede encender la tele y poner un informativo sin que aparezcan los conocidos palmeros aplaudiendo cualquier noticia gubernamental. Antes era: “España va bien” o “Estamos en la Champions”, y ahora, intentan imponer (con la poca gracia que tienen) cualquier noticia que “proceda de arriba”, sobre todo si se trata de confirmar que todo está bien y aquí no se rectifica nada

Hasta la semana que viene

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Si no se acaba de una vez con el desequilibrio entre el ser humano y la naturaleza, nuestros descendientes no querrán ni recordar nuestros nombres.