martes, 20 de agosto de 2013

Menudo mes de Agosto

Desde hace unos años, aprovechando que la gente que puede está en la playa, Agosto parece el mes más propicio para imponer y proponer decisiones político-económicas de grueso calado por los que pueden hacerlo. Y este agosto, por lo visto es ideal. Abrió la ronda el Fondo Monetario Internacional con su diabólica idea de la rebaja del 10% en los salarios de los españoles (por supuesto no para todos, faltaría más), y aprovechando lo del Pisuerga se apuntó la Comisión Europea. Pero al calor y al sopor agosteño, se unió al cortejo nuestro Gobierno, con “un retoque” de la Reforma laboral mediante decreto ley, insistiendo en que es crucial tanto para empresas como para trabajadores. (¿No suena a soflama del Ministerio de los Sindicatos Verticales de aquellos tiempos?) 



Bien, pues hoy lunes, se ha descolgado el insigne presidente de la CEOE, Sr. Rosell, con otra de esas propuestas a la que parece imposible tratar de añadir que sea buena para ambas partes: 


De tal suerte, que el personal de “cuello blanco”; es decir, aquel que desempeña tareas que para cierto tipo de empresarios no son imprescindibles, desde debajo de la sombrilla o de un almendro, perciben que están “en el alambre”, y muchos temen que al volver de vacaciones comenzarán a sentir el aliento empresarial en el cogote. 

Pero cuando hablo de “tareas que no son imprescindibles” espero que se me entienda. Son las que reducidas hasta determinado punto no afectan directamente a la producción. Sin embargo, muchos empresarios creen que prescindiendo de ellas conseguirán la alquimia de la productividad. Verbigracia: que se apañen como puedan en Comercial pero que reduzcan a tres (o mejor a dos), en vez de cuatro, las zonas del mercado nacional, y en consecuencia, los gastos comerciales. Porque ahora que estamos exportando algo, que se note. Y además, ¿no quieren Internet? Pues, venga: a sacarle provecho. 

Esos que piensan así suelen ser los mismos que por reivindicar y luego adoptar el mayor número posible de ventajas unilaterales, sin importarles un pito la contraparte, no ven, o lo que es peor, si lo ven no les importa, que en el mismo paquete de la gente que manda a engrosar la cola del INEM se vaya también con ellos buena parte del disco duro de la empresa: esa experiencia y conocimientos humanos (no tecnológicos) que toda empresa que se precie posee, y que se va transmitiendo de generación en generación laboral sin solución de continuidad. 

Todo lo anterior obedece a una lectura transversal y sesgada que hacen determinados empresarios de ciertos discursos, conduciendo a una errónea interpretación de lo que significa la Innovación. Solo retienen la parte más fácil y cortoplacista de lecturas como la que va a continuación sin pensar que si fuera correcta podrían extraer conclusiones verdaderamente positivas para la empresa:

Tomado del Randstad Workmonitor 2013

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Si no se acaba de una vez con el desequilibrio entre el ser humano y la naturaleza, nuestros descendientes no querrán ni recordar nuestros nombres.