lunes, 4 de noviembre de 2013

APRENDER A VENDER, ASIGNATURA PENDIENTE (I)

(Del 2º Curso de La Carrera Profesional de Emprendedor) 

Habían pasado ya más dos años y muchas cosas desde aquel lunes que a primera hora de la mañana Juan se vio frente a un desconocido que le entregaba una cuartilla plastificada para que la leyese:

“La presión de los mercados, la necesidad de salir de la crisis y de hacer más competitiva la economía actual está provocando que una gran parte de las empresas, especialmente las pymes, cambien su modus operandi en la estrategia actual de negocio. El objetivo es contener los costes manteniendo la menor estructura fija posible; incrementar el volumen de ventas, la cuenta de resultados y, sobre todo, la rentabilidad. Esto les exige avanzar en un modelo en el que predomine la máxima flexibilidad laboral en detrimento de los tradicionales vínculos contractuales.”

Enseguida comprendió que lo estaban echando a la calle y que quejarse no serviría de nada porque era una decisión ya tomada y a nadie le importaba un pimiento ni su experiencia ni los años de fidelidad a la empresa. Pero aquel individuo le insistía en que debía entender bien y recordar todos los conceptos que ponía en aquel papel, sobre todo, que el criterio empresarial de la época es que una empresa solo será rentable si consigue ¨tener un buen volumen de ventas”.


De momento no le dio importancia a aquel detalle porque su criterio era otro. Lo que él entendía era que aquellas siete líneas escritas eran una especie de consigna que podía servir como coartada para despedir a la gente de cualquier tipo de empresa de cualquier sector. Acababa de descubrir en primera persona que el mercado laboral español había dado un cambio radical. Además le aclaraba algo que nunca había entendido bien: por fin se enteraba de en qué consistía la famosa “flexibilidad laboral”. 

No obstante, en su ingenuidad de desempleado primerizo creía que siendo Ingeniero Técnico Mecánico y a pesar de la crisis y de todas las dificultades existentes la espera para encontrar un nuevo trabajo no se podría demorar demasiado. Así, empezó la rueda de envíos de currículos y de entrevistas (pocas). 

Pero enseguida comprobó que las empresas, para empezar a hablar de trabajo, le obligaban a darse de alta como autónomo para no cotizar por él en la SS. Por fin descubrió algo que tampoco entendía: la diferencia entre ser trabajador autónomo o empresario autónomo Así es que ante este dilema y tantos problemas por primera vez en su vida se planteó la posibilidad de darse de alta de autónomo pero de verdad: hacerse Empresario con todas sus consecuencias.

Pero como nunca se había planteado tal opción decidió estudiar con detenimiento los distintos sistemas de asesoramiento y formación para emprendedores, fueran cursos o másteres universitarios. Estábamos en 2010, y lo que por entonces imperaba era el estudio del tradicional Plan de Empresa (Business Plan) para Emprendedores. Cursos de entre 200 y 1.000 horas y a un precio en proporción con su duración, salvo raras excepciones de “cursillos acelerados” (algunos gratis). El Proyecto de Final de Curso era la redacción y encuadernación de un Plan de Negocio para una empresa ficticia.



CONTENIDOS DE UN PLAN DE EMPRESA 

Plan de marketing (Producto-servicio, precio, mercado, promoción, previsión de ventas, presupuesto de MK.) 

Plan de producción (elaboración, tecnología, coste, maquinaria, útiles y transporte). 

Plan jurídico fiscal (forma jurídica, derechos y obligaciones, permisos, licencias) 

Plan económico-financiero (inversiones iniciales, financiación, cobros a clientes, pagos a proveedores, Cta. de Resultados, Plan de tesorería, balance de situación). 


Juan entendió entonces que eran demasiadas y muy variadas materias las que debía aprender alguien que no tuviera una buena base para ello, sobre todo para un técnico, y todo basado en una ficción de empresa. Por tanto, con aquellos mimbres ¿cómo y de qué forma podía alguien instruirse en la cuestión comercial para asegurar las máximas ventas, como le insistió el personaje que lo echó de la empresa? Algo no le cuadraba.

Recordemos que todo empezó en 2010, dándose la coincidencia de que hasta el año siguiente no se publicó en España el libro del suizo Alexander Osterwalder “Generación de modelos de negocio” (2011), a raíz de cuya publicación se empezó a hablar aquí, más o menos en serio, de los Modelos de Negocio, cuyos fundamentos básicos son precisamente las relaciones comerciales de la empresa, a las que dedica el grueso de su Canvas (lienzo). Aunque el “furor del Plan de Empresa” sigue vigente en determinados sectores del Emprendimiento.

El caso es que habían pasado más de dos años desde su despido y Juan tenía dos socios, que junto con él disponían de unos 75.000 euros para emprender la nueva aventura empresarial, aunque tenían que aclarar todavía bastantes cosas, relativas sobre todo a la Cuestión Comercial.

(Debido a la oportunidad del momento, traigo aquí un par de comentarios realizados por Xavi Sánchez en su blog Emprenderalia, el 6 febrero 2012)

El modelo de negocio

“Es irónico pero hay muchas empresas que tienen un tocho por plan de empresa y sin embargo no tienen claro su modelo de negocio, y así nos va… 

El modelo de negocio debe basarse en nuestras hipótesis sobre el problema que queremos solucionar y la solución que proponemos nosotros, nuestro producto. 

Trabajar el modelo de negocio es el primer paso para elaborar nuestro business plan, en si mismo debe ser una parte importante y además nos debe ayudar a desgranar el resto de apartados. 

Teniendo claro el modelo de negocio tenemos información sobre nuestro producto (propuesta de valor), clientes, partners, canales de comunicación… hasta aspectos sobre las fuentes de ingresos y las estructuras de costes pasando por las actividades clave. Como podemos ver todo esto nos ayudará a completar más adelante nuestro plan de empresa.” 

El Plan de Empresa

“Seguro qué has pensado alguna vez: ¿para qué hacer un plan de empresa si luego nunca se cumple? ¿Por qué dedicarme a hacer un estudio de mercado si después todo es diferente?

Nosotros no somos defensores de dedicarnos en cuerpo y alma durante meses a desarrollar un plan de empresa que luego no se acercará a la realidad pero si creemos en trabajar en un documento más ligero y dinámico que nos ayude a reflexionar sobre determinados aspectos que quizá no tendríamos en cuenta de otra forma. 

Nosotros mismos escribimos en un artículo sobre convertir una idea en un negocio, que uno de los últimos pasos del inicio de una empresa debe ser un plan de negocio, pero no uno de los primeros como solía ser.” 

Hasta la semana que viene.

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Si no se acaba de una vez con el desequilibrio entre el ser humano y la naturaleza, nuestros descendientes no querrán ni recordar nuestros nombres.