lunes, 7 de julio de 2014

VUELVEN LOS NINIS

En junio ha hecho un año de la presentación del informe 'Panorama de la Educación 2013' de la OCDE (correspondiente al curso académico 2010-2011) que efectuó Montserrat Gomendio, secretaria de Estado de Educación, quien entre otras cosas afirmó que las "deficiencias del sistema educativo español no están en los universitarios, ya que tenemos una proporción mayor de estudiantes que obtiene Educación Terciaria que la media de la OCDE, sino en la base". Es decir, en esos estudiantes que no consiguen el título de la ESO o que no continúan sus estudios más allá de los 16 años. "Hemos mejorado favorablemente, pero no tan rápido como la media de la OCDE; es en esa etapa donde hay que concentrar los esfuerzos".

El informe también daba bastantes datos sobre el fenómeno de los 'ninis': uno de cada cuatro jóvenes de entre 15 y 29 años no estaba empleado ni en educación o formación, según la OCDE, que también señala que "cuando el mercado laboral se deteriora, los jóvenes que realizan la transición de la escuela al trabajo son a menudo los primeros en encontrar dificultades". En 2010 el 23,8% de los jóvenes de estas edades eran 'ninis'. Hoy son el 24,4%. El promedio de 'ninis' de la OCDE es del 16%. Un año antes era del 15,8%. (Como se puede apreciar, las diferencias no parecen tan escandalosas como para dramatizar el asunto). Pero, en fin…

En España, a los medios de comunicación “amigos” (de unos o de otros), ya con la crisis avanzada le dieron por demonizar a la juventud que fue pillada de lleno por la crisis, motejándola con el apelativo de ninis (ni estudian ni trabajan). Y el argumento más corriente era que muchos habían dejado los estudios a cambio de los 500 o 600 euros semanales que les reportaba el andamio de las viviendas en obra de la costa mediterránea. Y, claro, estallada la burbuja inmobiliaria se bajaron del andamio, y ¿cómo se volvía a las aulas? Entre las prestaciones por desempleo y la esperanza de que “esto no puede durar mucho y si no hay obra trabajaremos en otra cosa” fue pasando el tiempo, y muchos se quedaron “en tierra de nadie”, ni trabajo ni libros. Señoras y señores he aquí a los ninis.


Bien, pues en el marco de medidas urgentes para el crecimiento, la competitividad y la eficiencia el Consejo de Ministros aprobó el pasado viernes la regulación de la denominada Garantía de Empleo Juvenil, que consistirá en un registro telemático único para toda España y para las Administraciones estatal y autonómicas, en el que se inscribirán los menores de 25 años que ni estudian ni trabajan para recibir en el plazo aproximado de cuatro meses una oferta de empleo o formación. El Gobierno calcula que hay unos 845.000 jóvenes en esta situación. 

La ministra de Empleo, Fátima Báñez, ha anunciado una batería de incentivos a las empresas que contraten a estos jóvenes. La principal ayuda serán 300 euros mensuales durante seis meses por cada contratación indefinida de uno de estos ninis. Esta bonificación será compatible con todas las ayudas ya vigentes incluidas en la Estrategia de Emprendimiento y Empleo Joven y estará vigente hasta el 30 de junio de 2016. 

Por parte de la empresa que opte a esta ayuda, deberá suponer un nuevo empleo neto en la empresa y el contrato deberá ser indefinido. Si fuera a tiempo parcial, la bonificación mensual será de 150 euros si el recorte de la jornada es del 50% y de 225 euros mensuales en el caso de que la reducción de la jornada sea solo del 25%. 

Bueno, será cosa de estar “atentos a la pantalla” porque en un plazo muy breve han aparecido una serie de conceptos, propuestas, promesas y cifras que el tiempo, muy corto, al parecer, se debe encargar de confirmar. Mientras tanto, dejo ahí esa “sentencia” en la que, yo por lo menos, creo más efectiva que algunas apresuradas normativas que, poco a poco, se van acumulando, Seguramente porque estamos en tiempos preelectorales. 
La creación de empleo sólo puede abordarse seriamente mediante acciones contundentes de estímulo de la demanda. Las empresas no se decidirán a crear puestos de trabajo de forma significativa hasta que sus expectativas de ventas y, por tanto de ingresos, sean favorables. Las bonificaciones y las desgravaciones no sustituyen las expectativas de beneficios
Hasta la semana que viene

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Si no se acaba de una vez con el desequilibrio entre el ser humano y la naturaleza, nuestros descendientes no querrán ni recordar nuestros nombres.